A esta altura de su carrera, con casi seis temporadas completas, un jugador del talento natural de Aaron Gordon debería ser asociado a mucho más que un par de históricas participaciones en Concursos de Volcadas del All-Star Game.
Porque a no confundirse: Gordon es uno de los atletas más impresionantes que haya visto este deporte, pero no se limita a eso. No es Harold Minor o Kenny Walker, volcadores que encontraron en el Dunk Contest un escenario para tener un brillo que jamás podrían haber logrado en un partido oficial.
Gordon tiene limitaciones, no estamos diciendo lo contrario. Pero que esté promediando apenas 14,4 puntos y un 43% de campo, a esta altura de su carrera, llama poderosamente la atención. Especialmente porque dos años atrás, en la 2017-2018, parecía haber dado un salto de calidad que lo perfilaba como una futura estrella (promedió 17,6 puntos).
Por supuesto que parte del problema pasa por el propio protagonista, quien no ha logrado consolidar su lanzamiento externo (30% en triples en esta campaña), ni mejorar un manejo que le permita desplegar su explosión.
Sin embargo, no toda la culpa la tiene el jugador surgido de la Universidad de Arizona. Sino que buena parte de ella también va para su equipo, el Orlando Magic, que no ha podido sacarle provecho a un jugador con mucho para aportar en diferentes aspectos.
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Analizando los números y el rendimiento de Gordon en las últimas dos temporadas, encontramos un dato clave: ha jugado con bases con poca capacidad de pase, como DJ Augustin y Markelle Fultz. El californiano es un jugador tremendamente certero a la hora de definir cerca del aro (70% en la 2019-2020) pero su equipo y específicamente sus bases, no suelen crearle ese tipo de situaciones.
Tomando los promedios de asistencias por cada 100 posesiones, Augustin terminó 17° entre los 30 bases titulares de la 2018-2019, mientras que Fultz aparece 15°. Ambos, de mitad de tabla para abajo.
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Muy diferente fue la situación durante mitad de la 2017-2018, cuando Gordon compartió cancha con Elfrid Payton, quien en ese año apareció como el 7° mejor de la competición durante ese año, solo superado por Rajon Rondo, Russell Westbrook, John Wall, James Harden, Chris Paul y Jarrett Jack.
La química entre Gordon y Payton, además, era particularmente interesante, doblando la producción con respecto a Augustin y Fultz.
Asistencias a Gordon
¿Qué hizo Orlando a principios de ese 2018? Cambió a Payton a Phoenix, por un pick de 2° Ronda... ¿Entendéis por qué hablamos de que los Magic también tienen mucha responsabilidad en el problema?
Cuando Gordon jugó con un base que aparecía entre los mejores pasadores de la liga, tuvo los mejores números anotadores de su carrera. Y los mismos, lógicamente descendieron cuando pasó a compartir cancha con bases anotadores como Augustin y Fultz.
Un aspecto en particular en el que Orlando está desaprovechando a Gordon es en el juego de pick and roll. Pero no como portabalón, sino como cortinador.
Volviendo a la 2017-2018, nos encontramos con que el 5% de las posesiones de Gordon llegaban en esa situación. Lo cual representaba exactamente una jugada de ese tipo por partido, las cuales además convertía a un ritmo fenomenal (1,25 Puntos Por Posesión, 83 percentil de la liga).
Dos años después, ¿qué ha hecho Orlando? Eliminado casi por completo esa parte del juego de su alero. Hoy solo el 2% de las acciones de Gordon son como cortinador en el pick and roll. Apenas 0,4 posesiones por encuentro. Su rendimiento sigue siendo destacado (1,22 Puntos Por Posesión, 72 percentil), pero por algún motivo, Orlando Magic no suele recurrir a esa combinación, salvo contadas (y efectivas) excepciones.
Todo el perfil ofensivo de Gordon se ha ido inclinando mucho más hacia un costado de creación, que de definición. En la 2017-2018, el 41% de sus jugadas venían producto de cortes sin pelota, caídas en el pick and roll, tiros a pie firme o saliendo entre cortinas. Lo que tradicionalmente se conoce como ofensiva sin pelota. ¿Hoy? El número ha bajado a solo un 29%.
En contraste, las jugadas de creación (portabalón en el pick and roll, aclarados y poste bajo) pasaron de un 27% hace dos años, a un 34% en la actual.
La conclusión es clara: Orlando está forzando a Gordon a conseguir sus propios puntos, algo para lo que sencillamente no parece estar preparado. Especialmente en un equipo en el que no suele tener demasiados espacios a su alrededor, debido a la falta de tiradores.
¿Cuánto más eficiente podría ser Gordon jugando con otro tipo de base y esquema? Por ahora, habrá que seguir esperando por esa respuesta. Aunque teniendo en cuenta que su contrato se termina al finalizar la siguiente campaña, quizá la conozcamos antes de lo esperado.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.