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Akron, la pequeña ciudad de las cuatro leyendas

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Akron

Seguramente hayan escuchado mencionar la coincidencia de que dos de los mejores jugadores de esta era, LeBron James y Steph Curry, nacieran en la misma ciudad de Ohio: Akron. Algo bastante particular, si tenemos en cuenta que se trata de una localidad de menos de 200 mil habitantes, ubicada a unos 65 kilómetros de un centro urbano mucho mayor como Cleveland. Claro que la relación con la ciudad varió en los casos de las estrellas de Lakers y Warriors, con un LeBron que se crió allí e incluso dio sus primeros pasos en una de sus escuelas secundarias (Saint Vincent-Saint Mary), en contraste de la familia de Steph que inmediatamente se mudó a Charlotte, acompañando la carrera profesional de su padre Dell.

Ya el hecho de tener dos leyendas como James y Curry es llamativo para una ciudad relativamente pequeña. Sobre todo cuando lo comparamos con las metropolis más pobladas del estado de Ohio: Columbus (900 mil habitantes) no ha dado a ningún Salón de la Fama, como tampoco lo ha hecho Cleveland (algo menos de 400 mil habitantes), ni Cincinnati (300 mil) ni mucho menos Toledo (272 mil).

Dando por sentado que obviamente LeBron y Steph serán inducidos al Salón de la Fama, es un hecho que Ohio tendrá nueve miembros en ese exclusivo club reservado para los mejores jugadores de todos los tiempos. Y mientras que ninguno de ellos nació en las cuatro ciudades más pobladas del estado, casi la mitad (4) lo hicieron en la más pequeña Akron. Y es que LeBron y Steph no están solos en esta historia, sino que también hay que hablar de otras dos leyendas: Nate Thurmond y Gus Johnson.

Akron

El vínculo entre Thurmond y Johnson no solo se limita a haber salido de la misma ciudad y a ser miembros del Salón de la Fama, sino que llegaron a ser compañeros en la secundaria Central a finales de los años 50, destacando por sus increíbles dotes atléticos y habilidad para impactar el juego en ambos costados del campo. Thurmond y Johnson no volverían a compartir equipo por el resto de sus carreras, ni en la NCAA ni en la NBA, pero por sus diferentes caminos se encargarían de construir su legado durante la próxima década y media.

Thurmond probablemente sea el nombre más reconocido hoy en día, recordado como uno de los mejores defensores de todos los tiempos. Con una combinación única de altura, velocidad, potencia, sacrificio y dominio en los tableros, era una pesadilla para los interiores rivales, en una era donde brillaban pivots como Kareem Abdul-Jabbar, Bill Russell o Wilt Chamberlain (fueron compañeros en San Francisco), entre tantos otros.

De hecho, el propio Abdul-Jabbar no dudó en destacar al pivot de Akron como el mejor defensor al que tuvo que enfrentar en su carrera.

"Me defendía tan bien como Bill Russell", sostuvo Wilt Chamberlain. Pequeños elogios de parte de quizá los dos mejores pivots ofensivos de la historia, ¿no?

Si bien Thurmond (11 años con los Warriors, dos con los Cavs y dos con los Bulls) nunca logró ponerle el moño a su gran carrera con un título, eso no le impidió grabar su nombre en los libros de historia de la liga. Aparece hoy como el 10° mayor rebotero de todos  los tiempos en términos totales y 5° en promedio, mientras que no solo tuvo su merecido premio con el Hall of Fame, sino que también fue incluido entre los mejores 50 de la historia cuando la liga armó su lista en 1996.

Thurmond, quien además fue convocado a siete All-Star Games, formó parte de los primeros cinco quintetos ideales All-Defensive, mientras que 1974 consiguió un hito único: el primer cuádruple-doble, sumando 22 puntos, 14 rebotes, 13 asistencias y 12 tapones en un duelo entre los Bulls y los Hawks.

La carrera NBA de Johnson terminó siendo algo menos galardonada pero también dejó un legado que lo llevó al Salón de la Fama en 2010. Para empezar, hablamos de uno de los primeros jugadores de sus características: un cuatro bajo (por debajo de los dos metros) pero extremadamente atlético y versátil. De hecho, Honeycomb es considerado por muchos como el primer gran volcador (descontando a gigantes como Wilt) que se haya visto en la NBA, con una combinación de velocidad y explosión única.

Sus años en la liga transcurrieron casi en su totalidad en Baltimore, jugando allí desde 1963 hasta 1972, promediando 17,5 puntos y 12,9 rebotes en esa etapa (cinco All-Stars, cuatro All-NBA y dos All-Defensive). Allí, a finales de los años 60 y comienzos de los 70, conformaron junto a Wes Unseld una dupla defensiva interior soñada, que era apoyada por el talento en el perímetro de Earl Monroe. Aquellos Bullets tuvieron excelentes registros en Fase Regular, pero nunca lograron confirmar ese dominio en la postemporada.

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De todas formas, Johnson encontró su anillo al finalizar su carrera. Solo que no en la NBA, sino en la ABA. Se sumó a los Indiana Pacers de dicha competencia a mediados de la 1972-1973 y ya en un rol secundario, ayudó al equipo a llegar al título. Nada demasiado sorpresivo si consideramos que esos Pacers contaban con tres interiores futuros Hall of Fame como el propio Johnson, Mel Daniels y George McGinnis.

Cuando la NBA anuncie en octubre su Top 75 de todos los tiempos, seguramente veremos a grandes metrópolis representadas con varios nombres como New York, Los Angeles o Philadelphia. Pero dentro de ellas, se colará la modesta Akron con tres probables representantes y un cuarto como Johnson, que aunque seguramente no veremos en ese listado, también ha llevado a la ciudad a tener una dimensión impensada de acuerdo a su tamaño. Evidentemente hay magia en el agua del Río Cuyahoga.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Juan Estevez Photo

Juan es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.