Que Ben Simmons era un jugador de altísima calidad y de un talento único teniendo en cuenta sus características físicas había pocas dudas o discusión al respecto antes de que arrancase la presente temporada. El perfil del australiano es bastante inusual en el baloncesto. Un jugador de 2,08 de estatura y 108 kilos que se mueve a la velocidad de un alero, maneja el balón como alguien 10 centímetros más bajo y entiende el juego como un base. Porque eso es lo que es.
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Sin embargo, lo que Simmons no es es un tirador, un perfil capaz de percutir como otros a través de la suspensión, ya sea la media o la larga distancia. Esa carencia de tiro en general ha representado desde su llegada a la liga una asignatura pendiente que con el tiempo, el aumento de la presión y las expectativas respecto al equipo ha pasado de ser algo a mejorar a casi una exigencia. Cada lanzamiento que realiza se celebra como una victoria por lo inusual que es y que puede ser interpretado por parte del jugador como una declaración de intenciones.
La temporada pasada se vio una evolución enorme de Simmons en el apartado defensivo y ofensivo, siendo incluído en el Mejor quinteto defensivo y en el Tercer mejor equipo de la NBA pues pese a su carencia para anotar, el australiano es un jugador ofensivo magnífico, capaz de generar juego para otros con gran facilidad y de marcar diferencias en defensa. El inexistente brillo que tuvo el equipo el pasado curso así como el desafortunado final que tuvo su año por culpa de las lesiones puso en tela de juicio el verdadero valor del australiano, algo que en el inicio de la temporada 2020-21 se está encargando de hacer olvidar.
Ben Simmons está rindiendo a un nivel impecable, consiguiendo promediar 13,5 puntos, 9,8 rebotes y 7,5 asistencias en los 6 partidos que ha disputado con un 51% de acierto en tiros de campo. Por otro lado, en el costado defensivo el australiano suma 1,5 tapones y 1,5 robos por noche y 4,5 deflections por noche, siendo el 4º que más en toda la liga (mínimo 4 partidos).
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A lo largo de esos 6 encuentros el australiano se ha enfrentado a All-Stars y jugadores de gran talento de diferentes perfiles ofensivos y físicos dejándoles a todos por debajo del 55% de acierto:
| Jugador | Tiempo de defensa | Posesiones | Puntos | Tiros de campo | %TC | Pérdidas | Asistencias |
| Pascal Siakam | 7:02 | 26,7 | 7 | 3/11 | 27% | 1 | 0 |
| Russell Westbrook | 5:59 | 25,4 | 11 | 5/9 | 55,6% | 2 | 4 |
| RJ Barrett | 6:28 | 23,8 | 4 | 1/8 | 12,5% | 2 | 0 |
| Markelle Fultz | 4:55 | 19,6 | 3 | 1/6 | 16,7% | 1 | 1 |
| Gordon Hayward | 4:40 | 18,8 | 3 | 1/1 | 100% | 1 | 3 |
| LaMelo Ball | 2:17 | 10,9 | 0 | 0/1 | 0% | 2 | 1 |
No solo se trata de una cuestión de dejar sin anotar a sus rivales, sino que estos bajan considerablemente su aportación al ataque, reduciendo tanto sus tiros a canasta como las posibilidades de crear ventajas que den en canastas. Tan solo un tramo de excelente nivel de Russell Westbrook y el gran talento de Gordon Hayward para zafarse de sus defensores han escapado al gran nivel defensivo de Simmons. Las actuaciones ante Siakam, Barrett y Fultz son un reflejo del talento del australiano para construir desde atrás, lo cual permite a los Sixers edificar su transición ofensiva y encontrar espacios para el lanzamiento.
Desde aquí parte el punto más importante en la mejora de Simmons en lo que llevamos de curso pues desde la llegada de Doc Rivers al equipo se ha podido apreciar un cambio de dinámica en los 76ers. Si con Brett Brown la principal característica era la ausencia de tiro exterior, con Rivers esto parece haberse solucionado en cierto modo.
Todo emana de una cuestión de espaciamiento ofensivo, tanto a media pista como en llegada. La razón por la que Philadelphia ocupó las últimas posiciones en volumen de tiro exterior residía en que no había un spacing idóneo para que las ventajas fuesen creadas desde el bote. En ese sentido, Simmons estaba asfixiado por un sistema centrado únicamente en dotar de balones al poste, siendo este el eje, y sin poder sacar lo mejor de sí mismo.
En el breve periodo de 6 partidos Simmons se ha colocado como el cuarto jugador que más pases de media ha completado de toda la NBA (66,8), siendo el 7º que más asistencias secundarias completa (1,3), es decir, aquellos pases que generan que otros puedan asistir como una división y un extra-pass.
Este punto es importante a la hora de analizar lo sucedido en el que ha sido su partido más brillante desde el pase en este curso en el que consiguió el primer triple-doble de la temporada con 15 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias (66% TC) en la victoria por 127 a 112 contra Charlotte Hornets. El australiano acabó con su máximo de pases de canasta en este curso pero el número podría haber sido considerablemente superior si sus compañeros hubiesen acertado en los lanzamientos o en la toma de decisiones pues Simmons dejó algunos pases de altísima calidad.
Simmons genera para el resto desde el bote y encuentra líneas de pase en llegada o bien suspendido en el aire, haciendo valer su diferencia de altura con respecto a sus defensores que le permite tanto atraer más cuerpos sobre él como ver al compañero desmarcado. Por ello, no es inusual verle conectar largos pases de lado a lado de la media pista que han hecho de Philadelphia el 5º equipo que más triples anota en situaciones de recepción a pies quietos (10,7, 37,9%).
"La clave es que estamos lanzando bien porque estamos consiguiendo tiros abiertos", dijo Green después del partido. "Creo que la mayoría de los equipos, si mueves la pelota y encuentras al hombre abierto, la mayoría de los tiros sin oposición son mucho más fáciles. Sabemos que habrá algunos lapsos o fases en las que no lo dispararemos tan bien, pero al menos estamos obteniendo el mejor disparo para nuestro equipo".
Pero para encontrar esos lanzamientos abiertos es preciso que haya movimiento de jugadores y balón, algo que por la composición del equipo ha de venir más en transición o llegada en lugar de a través de un sistema de juego concreto. Los Sixers son un equipo grande y pesado que puede marcar la diferencia desde atrás y controlar el partido gracias al dominio del rebote.
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"Todo empieza en la defensa", dijo Simmons. "Tenemos que conseguir el rebote, eso es lo primero, o una buena defensa. Entonces la transición es fácil. Tienes muchachos corriendo por banda, ya sea yo, Seth o Tobias dirigiendo la pelota, y luego tienes a Joel Embiid, que ha trabajado duro en términos de estar en forma y poder correr la cancha en cada encuentro".
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La llave para un éxito continuado de los 76ers pasa porque Joel Embiid esté sano y Ben Simmons tenga espacio para conectar con el resto de sus compañeros, potenciando el talento de estos para el tiro exterior y el juego sin balón.
Todavía es pronto para hablar de candidatos a los galardones de la temporada, pero se empieza a vislumbrar un horizonte en donde el australiano pueda optar al Mejor defensor si consigue mantener este nivel.
"Ben ha sido, en mi opinión, tan bueno como cualquiera en la liga en defensa", dijo Doc Rivers. "Luego, teniendo a Joel para respaldarlo, esa combinación a la defensiva te permite hacer muchas cosas que probablemente no harías cuando tienes el tamaño de esos dos muchachos".
"Estamos ejerciendo tanta presión sobre la defensa que podemos atacar temprano. El campo está completamente abierto para que Ben se meta en la pintura y cree acción. Eso es lo que queremos", finalizó el técnico.
Ahora mismo los 76ers cabalgan en primera posición de la Conferencia Este con un balance de 5-1 y con un calendario que pondrá a prueba el momento en el que están, teniendo que enfrentarse próximamente a Hornets, Wizards, Nets y Nuggets.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.