Los Brooklyn Nets están diseñados para ganar y para hacerlo de manera contundente, pero para llevar a cabo semejante empresa en un periodo de tiempo tan comprimido han de encajar todas las piezas a la perfección. Talento les sobra a los neoyorquinos que cuentan con tres de los jugadores más determinantes en ataque de toda la NBA, como son Kyrie Irving, Kevin Durant y James Harden, así como un cuerpo técnico de élite con Steve Nash a la cabeza. Cualquier error o la persistencia de una dinámica no muy positiva puede dar al traste con toda la temporada y, en cierto modo, con el proyecto.
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Con el paso de las semanas los Nets van tomando una mayor y mejor forma, estableciendo su filosofía de juego mucho más y siendo asímismo un conjunto con las ideas más claras. Pese a las diferentes bajas a las que han tenido que hacer frente así como la ausencia de un pívot de reserva de corte clásico, Brooklyn ha demostrado ser uno de los equipos más sólidos y peligrosos a lo largo de las últimas semanas.
La última prueba de ello lo dieron en la noche del domingo donde se impusieron a los LA Clippers por 112 a 108 en un apretadísimo encuentro que definió DeAndre Jordan en los últimos instantes del mismo. Los de Steve Nash desaprovecharon una renta de 15 puntos y cerca estuvieron de entregar la victoria, pese a la gran actuación de James Harden, autor de 37 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias.
Este triunfo sirve para evidenciar el cambio de tendencia en el equipo experimentado a lo largo de las últimas semanas. Un proceso de evolución por el cual se han ido asentando ciertos automatismos, creando asociaciones entre los jugadores en pista y ganando consistencia en defensa, hasta el punto de dejar a los Clippers en apenas 38 puntos en la pintura, por 60 anotados por los Nets. Como consecuencia de esta unión y mejoría, Brooklyn consiguió en el Staples Center su sexta victoria consecutiva, la quinta en su particular gira por el Oeste.
“A veces, el juego simplemente se desarrolla así”, dijo Nash. "Creo que mostramos tenacidad, mostramos tenacidad mental, fe y conectividad al continuar en este viaje, sin importar quién estaba disponible o cuál era la situación. En general, esa dureza no es negociable si quieres ser un gran equipo. Y algo de esa dureza y resolución tiene que construirse. No es solo algo que puedas apretar un botón. Así que creo que eso es lo realmente positivo, es simplemente mostrar la voluntad de ganar de diferentes maneras y la voluntad de encerrarse y ganar partidos que se ven diferentes noche a noche, y eso es importante".
“Eso es lo que se necesita; tienes que ganar de diferentes maneras”, dijo el entrenador de los Nets. “Algunas noches tendrás que atravesar adversidades. Y obviamente no tener a Kevin Durant es un gran golpe. Así que nos pusimos en posición para poder resistir esas cosas, lo hicimos interesante al final, pero creo que en el transcurso de la noche jugamos lo suficientemente bien como para ganar el partido".
Nunca antes en la historia de los Nets desde que se mudaron a Brooklyn habían conseguido encadenar más de 3 victorias fuera de casa. No solo eso, la racha de 5 triunfos seguidos como visitante suponen el máximo de la franquicia en toda su andadura en la NBA contra equipos de la Conferencia Oeste, pues las cinco mejores marcas hasta el momento habían sido contra equipos del Este en su mayor parte, con un máximo de 2. Por otro lado, ningún conjunto de la Conferencia Este había logrado algo así desde los Chicago Bulls, que en enero de 2010 ganaron 5 encuentros como visitantes en el Oeste. Los de Steve Nash tendrán la oportunidad de mantener este momento el próximo 23 de febrero ante los Sacramento Kings y que de conseguir el triunfo supondría la segunda mejor racha fuera de su estadio, igualando lo conseguido en 2005.
Poco a poco Brooklyn va dejando atrás las dudas con las que arrancó el proyecto con la llegada de James Harden y noche tras noche demuestran ser un grupo más compacto. Las derrotas sufridas anteriormente o las victorias con malas sensaciones han ayudado a pulir el estilo y como ensayo antes de este despertar.
“Tuvimos muchas derrotas frustrantes. No queremos que eso nos persiga al final de la temporada, así que decidimos, como equipo, recogerlo colectivamente, cada individuo", dijo James Harden. "Una vez que te esfuerzas y recuperas tu mentalidad en el sentido de 'Saldremos y jugaremos duro para mis compañeros', comienzan a suceder cosas buenas. De arriba a abajo, los chicos han creído en eso".
"Nos patearon el trasero un par de veces, así que estábamos cansados de eso por el equipo que tenemos", dijo DeAndre Jordan. “Cuando no respetamos el juego, podemos perder contra cualquiera. Fue más bien una llamada de atención".
Tanto Harden como Jordan hablaban de la derrota sufrida ante Detroit Pistons, por entonces el último clasificado del Este, los cuales les vencieron 122 a 111 el pasado 9 de febrero. Una derrota que sirvió como bálsamo e impulsó un cambio interno, generando una reacción que se ha traducido en una gran racha ganadora.
“No queríamos hablar de un buen partido y decir que estábamos colectivamente juntos y unidos, y no lo estamos. Podías verlo en la cancha: no estábamos conectados en absoluto, especialmente contra equipos de menos del 50% de victorias con los que tenemos un balance de derrotas. Fue embarazoso. Así que solo queremos seguir exigiendo ese estándar de excelencia", expuso Kyrie Irving. "Vinimos aquí con un plan para poder construir algo aquí en Brooklyn".
Este gran momento de Brooklyn sirve para colocarles aún más cerca del primer puesto del Este, estando a medio partido de distancia de los Philadelphia 76ers, acumulando un balance de 20-12.
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