Charlotte Hornets, un presente dudoso tras un historial de malas decisiones

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Charlotte Hornets puede no sonar como una franquicia atractiva para el espectador promedio de la NBA. Incluso a pesar de que su dueño, Michael Jordan, sea probablemente el basquetbolista más famoso de todos los tiempos. Pero hay varias razones que nos pueden ayudar a entender por qué Charlotte no solamente no goza de buena salud en la opinión pública, sino que tampoco tiene valor empírico en el presente y al parecer, tampoco en el futuro. A continuación, una breve explicación de la decadencia prolongada de una franquicia que encima acaba de perder a su máxima estrella de toda la historia: Kemba Walker.

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El fin de una era 

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Con la salida de Walker, la cara indiscutida de Charlotte, se termina una era para para los Hornets. Charlotte se vio en una posición difícil, es cierto: ofrecerle el contrato súper máximo a su All-Star de 29 años o comenzar la aletargada reconstrucción para una franquicia que jamás ha llegado ni siquiera a una Final de Conferencia.

Según los reportes, a Kemba le ofrecieron menos del máximo, lo que para el jugador y su entorno fue una cordial “invitación a retirarse”. En su lugar adquirieron a Terry Rozier en la Agencia Libre, el postergado base de Boston Celtics que a pesar de sus flashes en la temporada 2017-2018 está lejos de ser el creador de juego que es Kemba.

Una reconstrucción difícil

Si se hiciera un censo en este momento a lo largo del mundillo NBA, Charlotte se ubicaría en lo más alto del ítem “franquicia con peor presente”. ¿Por qué supera a los Knicks, por ejemplo? Porque New York tiene una invitación a soñar para la Agencia Libre de 2021 y tiene un núcleo joven en los que es probable que se desarrolle una futura estrella (Randle, Barrett, Robinson y Knox). 

Walker, su máxima estrella, se retiró como Agente Libre sin dejar nada a cambio. Distinto fue el caso, por ejemplo, de Anthony Davis o Kawhi Leonard, que fueron traspasados con un año de contrato y dejaron distintos bienes a sus respectivos equipos (Davis en NOLA trajo al núcleo joven de los Lakers + picks y Leonard en San Antonio a DeRozan y Poeltl).

Charlotte no solamente sufre la falta de jóvenes prospectos atractivos (Miles Bridges es probablemente el más esperanzador) sino que también está dominado por la enorme cantidad de malos contratos en su plantilla. Aquí la lista de los salarios más pesados de la franquicia:

 
Nombre Edad Contrato (dólares)
Nicolas Batum 30 $25,565,217
Terry Rozier 25 $19,894,737
Bismack Biyombo 27 $17,000,000
Marvin Williams 33 $15,006,250
Cody Zeller 26 $14,471,910
Michael Kidd-Gilchrist 26 $13,000,000

Hay tres jugadores que ganarán más de 13 millones de dólares desde el banco de suplentes y un cuarto, Batum, que en 2020 tiene una opción de jugador por 27,1 millones de dólares. Hoy en día, el francés promedia poco más de 9 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias. 

No solamente no hay nombres despampanantes en una NBA plagada de diversas súper estrellas, sino que el menor de la lista es Rozier con 25 años, lo que significa una sola cosa: el futuro está en manos de nadie. Lo que nos lleva a hablar de la única instancia donde parece que los Hornets deberían haber apostado a lo seguro: el Draft.

La mira desviada

Kidd-gilchrist 

Desde 1988, año en el cual se dio inicio a la existencia de los Charlotte Hornets – que desde 2004 a 2014 fueron los Charlotte Bobcats – la franquicia de Carolina del Norte solamente reclutó cuatro jugadores en el Draft que fueron All-Stars: Alonzo Mourning, Larry Johnson, Baron Davis y Kemba Walker (Kobe Bryant no cuenta ya que fue elegido por los Lakers a través de Charlotte). 

Una estadística que recrudece cuando se tiene en cuenta de que Charlotte tiene el promedio de selecciones más alto en toda la historia del Draft – el máximo indicador de que un equipo no anda bien en la temporada regular. 

Ejemplos de pifies sobran. Por ejemplo, en 2017, el por entonces entrenador Steve Clifford quería seleccionar a Donovan Mitchell en la onceava posición, pero el ex GM Rich Cho lo rechazó y eligió a Malik Monk en su lugar. 

Lo mismo sucedió un año antes con Pascal Siakam, pero se terminaron decantando por Marco Belinelli. El italiano estuvo apenas una temporada en el equipo antes de ser traspasado. 

Pero si de ejemplo hablamos, tenemos que referirnos al de 2012, cuando lamentablemente cayeron en la segunda posición de la lotería – quedándose sin chances de elegir al mejor prospecto en muchísimo tiempo: Anthony Davis. Cuando fue su turno de elegir lo hicieron por Michael Kidd-Gilchrist, por encima de Bradley Beal, Damian Lillard y Andre Drummond, entre otros. En la segunda ronda, donde tuvieron el pick inicial, fueron por Jeffery Taylor (hace dos años fuera de la NBA) por encima de, por ejemplo, Draymond Green y Khris Middleton. Quizás uno de los peores Draft de la última década.

Sequía absoluta

La última vez que Charlotte ingresó a Playoffs y ganó una serie fue en el año 2002, cuando LeBron James todavía estaba en la secundaria. Y cuando tuvieron la chance de superar una ronda frente a Miami Heat en 2015-2016, con los Hornets arriba 3-2 y jugando de local, el famoso ‘hombre de la camiseta morada’ hizo enojar a Dwyane Wade. Esto fue lo que pasó:

La temporada pasada Charlotte se quedó en las puertas de los Playoffs con un récord de 39-43 pero por momentos desplegó buen básquetbol de la mano de Kemba, Jeremy Lamb y los minutos providenciales de Tony Parker. Ninguno de los tres están presentes en la plantilla para la 2019-2020. Charlotte se prepara para una nueva era, donde el final del túnel parece mucho más lejos de lo normal.

 

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