D'Angelo Russell y Ricky Rubio, la pareja del futuro en los Timberwolves

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russell, ricky

El tiempo es la mejor medicina para los problemas. Ofrece perspectiva, permite aprender de la experiencia y de los errores y en la NBA esto último resulta clave a la hora de desarrollar equipos. Más cuando estos están formados por jóvenes figuras. Los Minnesota Timberwolves tienen la particularidad de ser la plantilla más joven de toda la liga con 24,0 años de media, algo que es garantía de futuro pero puede convertirse en un lastre para el presente, algo que refleja a la perfección su balance y su posición en la tabla.

No obstante, también cuentan con dos de los All-Stars más prometedores de la competición como son Karl-Anthony TownsD'Angelo Russell. Este último ha tenido la mala fortuna de haber pasado buena parte del curso ausente por lesión, algo que no ha sido ajeno al pívot tampoco, recayendo un gran peso de la responsabilidad sobre los hombros de Ricky Rubio, el veterano y voz autorizada al interno del vestuario.

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El paso de las semanas y la recuperación de sus principales piezas ha permitido a los Wolves estar en disposición de concluir la temporada en dinámica positiva. Desde que D'Angelo regresase, Minnesota ha cosechado un balance de 2 victorias y 3 derrotas, siendo dos de esos encuentros ante Celtics y Nets, conjuntos muy superiores a ellos. Una considerable mejoría pese a lo limitado de la muestra que ha sucedido de la mano de una novedad respecto al inicio del curso. Y es que bajo la nueva dirección de Chris Finch, Russell ha compartido pista, además de con Towns junto a Ricky Rubio, desplazando al joven de 25 años al puesto de escolta o combo guard.

Esta modificación, por pequeña que parezca, está siendo el detonante del ascenso de Minnesota en las últimas semanas y está marcando el camino a seguir por el proyecto de cara al próximo curso.

En los primeros 16 partidos antes de la lesión de Russell, este apenas había compartido pista con el base español un total de 141 minutos, lo que equivale a 8 por noche, es decir, apenas resultaba testimonial a lo largo de un encuentro, casi por pura casualidad y sin apenas incidencia. De hecho, en ese mencionado lapso fue la 86ª pareja que más minutos estuvo junta. A nivel estadístico, los números justificaban que su coexistencia fuese tan limitada, produciendo apenas 97,5 de ratio ofensivo y 119,8 en defensa para un net rating de -22,4.

El tiempo de ausencia de D'Angelo, la llegada del mencionado Finch y el afianzamiento de Ricky como el motor del juego ofensivo de los Wolves ha permitido cambiar esta realidad, conduciéndola hacia un punto diametralmente opuesto. En los 4 partidos que han jugado juntos ambas piezas han acumulado 32 minutos, es decir, 8 por encuentro, lo mismo que antes, pero la diferencia es tan abismal respecto al comienzo del curso que llama poderosamente la atención. Ahora el ratio ofensivo con Russell y Ricky juntos es de 142,3, un dato altísimo que tiene su reflejo en defensa con 123,9 para un net rating de 18,3. 

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Si el minutaje es el mismo, los jugadores en plantilla son prácticamente los mismos y los resultados son diferentes entonces, ¿dónde está la diferencia? En Karl-Anthony Tows.

La vuelta del pívot de origen dominicano ha servido como pegamento de los Wolves y ha solucionado buena parte de las fallas ofensivas que el equipo arrastraba, ofreciendo un mejor spacing, más armas en ataque y una calidad más que considerable en intangibles como los bloqueos, las continuaciones y el pase. La unión de los tres ha tenido poco recorrido hasta el momento (28 minutos en 3 partidos), pero ha sido lo suficiente para dejar claro que hay un potencial positivo en su puesta en escena, con un +33,6 de net rating, tercer mejor trío en el lapso de 5 encuentros.

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"Esto es lo que todos esperábamos. Ambos podemos ser mejores", reconoció Ricky Rubio a los medios tras imponerse a los Chicago Bulls el pasado 11 de abril. "D-Lo ha sido sensacional teniendo en cuenta que sale de una lesión. Hemos mostrado lo que podemos ser como equipo. Obviamente KAT debe ser el jugador principal, pero D-Lo y yo hemos dado un paso en nuestro juego y cuando tenemos partidos como este es difícil de batirnos".

Pese a todo, y como se ha visto en múltiples ocasiones a lo largo de la historia, no se trata únicamente de poner a los mejores jugadores en pista y sentarse a esperar que lleguen las victorias. Es un proceso. Uno largo y difícil, a través del cual construir una identidad, asentar unas bases y crear automatismos a los que recurrir cuando el plan de partido se venga abajo o el encuentro esté reñido. Los mejores equipos son aquellos que pasan mucho tiempo juntos y desarrollan lazos fuertes. Minnesota tiene parte de su futuro atado gracias a los contratos de Russell y Towns y cuenta con al menos una temporada más de Ricky antes de que se convierta en agente libre, una presencia que, como se está viendo, puede ser clave para hacer que los Wolves renazcan. 

"No sé lo que es, probablemente necesite tiempo. Poner dos buenos jugadores juntos no significa que van a hacerlo del modo correcto", continuó el base catalán. "Tenemos que aprender el uno del otro, aprender a través de los errores. Al principio sin Towns fue duro, ahora tenemos una pieza central con la que ambos jugamos genial".

"Al final nos pones a los tres juntos y es fácil jugar. Ellos jugaron a través del pick & roll, luego tuvimos una acción de cuernos donde estábamos los tres juntos. Hablaba con D-Lo antes sobre que tenemos muchas opciones más allá de esa jugada, si nos paran tenemos más alternativas. Es algo difícil de parar", finalizó.

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Las acciones más efectivas que mencionaba Ricky han sido aquellas en las que las tres figuras del equipo han intervenido de manera directa. Entre ellas destaca una jugada conocida como Horns 15 en donde con Russell como manejador principal, Towns como bloqueador y Rubio como lector sin balón han conseguido tener buenos resultados. La unión de los tres ha sucedido fundamentalmente en los cierres de partido, donde es más preciso un control de quiénes reciben la pelota y en qué posiciones del campo, reduciendo las variables y dirigiendo el juego hacia un destino concreto. 

Esto es un pequeño ejemplo:

Pero lo positivo de la unión de Russell y Ricky no solo reduce las posibilidades de fallo en el clutch, sino que mejora el espaciado ofensivo del resto de jugadores ya que teniendo en cuenta la gravedad ofensiva de las dos estrellas es más posible que el resto del grupo pueda disponer de tiros cómodos. 

Además, el hecho de desplazar a D-Lo a una posición de combo guard permite a este descargarse de cierto peso que la defensa rival ejerce sobre él. Russell es uno de los manejadores más habilidosos de toda la liga, especialmente en acciones de bloqueo directo y 2x2, pero reducir todo un sistema ofensivo a secuencias de este tipo una y otra vez reduce su eficiencia y la vuelve predecible. La mejor versión de D'Angelo sucedió en Brooklyn Nets en 2019 junto a Spencer Dinwiddie, quien del mismo modo que Ricky le permitió jugar sin balón, alejado de la dirección más pura y teniendo jugadas más limpias a través de las cuales producir como se ve a continuación:

Todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero en este breve tiempo que ambos llevan juntos ha quedado claro que son piezas complementarias y que junto a alguien del calibre de Towns, los Timberwolves pueden convertirse en un equipo con posibilidades para competir. Quizás esto haya sucedido demasiado tarde, ya sin opciones de que puedan luchar por nada más allá de no ser últimos en el Oeste, pero igual que sucedió con los Suns de Ricky el pasado curso, una conclusión en positivo de la temporada es garantía de éxito en la siguiente. Y eso, para esta franquicia, ya es mucho.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.