Cuando Derrick Rose fue el mejor jugador del mundo: recordando su año de MVP

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Derrick Rose

La memoria traiciona. 2011 parece que fue ayer mismo y ya han pasado nueve años. En ese tiempo la NBA ha visto triunfar a seis franquicias diferentes, ha sido testigo del nacimiento de una dinastía, ha visto cambiar tres veces de equipo a LeBron James y ha visto nacer y morir a la figura de Derrick Rose.

Un 3 de mayo de 2011 Derrick Rose era nombrado el mejor jugador de la temporada regular, o lo que es lo mismo, el MVP. De esta forma se convertía en el galardonado más joven de la historia de la liga (22 años y 6 meses), superando a Wes Unsled (23 años y 2 meses) que ostentaba el récord desde la 1968-69.

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Sus números en aquella temporada eran de escándalo: 25 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias de media. Esto gana todavía más relevancia si echamos un ojo a las estadísticas avanzadas, en ese curso Rose acumuló un 32.2% del uso ofensivo de Chicago, con un PER de 23.5 y un porcentaje de True Shooting del 55%. Todos estos datos son su máximo histórico en una temporada. No había parangón en la NBA reciente para un jugador de tan corta edad y una carrera tan meteórica como la del base de los Bulls.

Una carrera meteórica

Derrick Rose

Además, sus frágiles orígenes en el sur de Chicago significaban una nueva historia de superación, en la que el talento se abre paso entre los ambientes más desfavorables y cuya imagen pública parece ser excelente. "Quiero agradecer a mi familia y amigos porque ellos son los que me presionan todos los días. Se aseguran de que estoy en el camino correcto y se quedan conmigo", decía entre lágrimas en su discurso de aceptación del mencionado galardón. Un camino en donde su familia le blindaría un entorno lo más positivo y alejado del fango que le rodeaba para que de él emanase un talento que les impulsara a salir del arroyo. 

Así sucería finalmente. Tras su fugaz paso por la NCAA en los Memphis Tigers de John Calipari, Rose daría el salto a la NBA siendo elegido por Chicago Bulls en su primera elección en el Draft de 2008. Su carrera podía echar a andar finalmente, todas las penurias y problemas formaban parte del pasado.

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Rápidamente se comprobaría que la decisión de la nueva gerencia de los Bulls había sido un acierto, pasando de un 40% de victorias a entrar en los Playoffs con un 41-41 de balance. El impacto de D-Rose se haría notar en aquella postemporada de 2009 en la que pese a hincar la rodilla frente a Boston Celtics forzaría la serie hasta un séptimo partido incluyendo un debut con 36 puntos y 11 asistencias. Estaba claro que la nueva esperanza de Chicago había nacido, el apodado como niño prodigio era una realidad que se abría paso en una franquicia huérfana de referentes desde hacía más de 10 años. 

Si en su primera temporada se coronó sin oposición como Rookie del Año el siguiente paso era ser All-Star, algo que alcanzaría al curso siguiente con 21 tantos de promedio. Rose profesaba un estilo extremadamente físico y visual, verle era asistir a un espectáculo nunca antes visto en un jugador de semejante tamaño y cuyo techo parecía no avistarse. "¿Por qué no puedo ser el MVP de la NBA? ¿Por qué no puedo ser el mejor jugador?", se preguntaba en el training camp del equipo en 2009. "No veo porqué no puedo lograrlo. Creo que trabajo duro, que me dedico por completo al juego y sacrifico muchas cosas siendo muy joven para seguir haciéndolo bien". Unas palabras que vaticinaban un futuro sinigual.

Un año de leyenda

2010-11 MVP Derrick Rose

En la campaña 2010-2011 alcanzó la mayor cumbre individual de la NBA, recibiendo el honor de ser el mejor jugador de la temporada regular, impulsando a su equipo a una mejoría considerable para acabar con un registro de 62-20, un dato inédito desde el anillo de 1998. Las comparaciones entre Rose y Jordan estaban a la orden del día. Aunque hubiese un universo entre ambos perfiles, su aparición ocupó un vacío nunca llenado tras el adiós del mito que se veía ampliado por su doble condición de estrella de la NBA y nativo de la ciudad. "Estoy muy lejos de él", decía. "Sería genial acercarme a lo que fue". 

Rose se convirtió en el alma y motor del equipo entrenado por Tom Thibodeau acabando aquel curso como el séptimo máximo anotador y el décimo mejor asistente, dejando clara una madurez impropia en un jugador de 22 años. Las gestas que era capaz de realizar noche tras noche permanecen intactas en la memoria de aquellos que la presenciaron, como un recuerdo imborrable de una estrella que fue más fugaz que ninguna y cuyo impacto todavía sigue presente en ellos. 

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Bastaba un segundo de pausa en su juego para desencadenar una explosión que le llevaba a romper toda ley física, exponiendo su cuerpo a un estrés que tristemente acabaría con aquella versión que dominó la competición durante un corto periodo de tiempo.

Los promedios que le coronaron como el MVP más joven de la historia superando a Wes Unseld tan solo habían sido alcanzados en aquel momento por Oscar Robertson, Jerry West, Larry Bird, Michael Jordan, LeBron James y Dwyane Wade. 

El desenlace de aquella temporada cayendo ante Miami Heat en las Finales de Conferencia (4-1) servía para confirmar la evolución y un proceso natural por el cual primero debía conocer la derrota para coronarse en un futuro remoto. Sin embargo y como todos sabemos ese destino se destruiría un 29 de abril de 2012 marcando un antes y un después que jamás se olvidará.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.