El ascenso de Nikola Jokic como superestrella NBA

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Nikola Jokic

Nikola Jokic es una superestrella de la NBA. Puede no tener una línea de zapatillas con su nombre, no aparecer con ropa de diseñadores a la hora de llegar al estadio o jugar en un equipo como Denver Nuggets que no posee un gran cartel o una historia demasiado exitosa, pero el serbio cumple con muchísimos otros requisitos.

¿Actuaciones espectaculares en los momentos definitivos en los que tienen que aparecer las estrellas? Hecho. ¿Mejor rendimiento en Playoffs que en la Fase Regular? Lo tiene. ¿Acciones maravillosas que hacen del baloncesto un espectáculo? Garantiza un par por partido. ¿Buen sentido del humor fuera de la cancha? Por supuesto. ¿Un apodo con gancho? Es el "Joker". Es más, Nikola hasta ya está dejando como marca registrada su "Sombor Shuffle", el tiro a una pierna que lo saca de apuro en algunas situaciones, que tan efectivo le resulta en el clutch y que seguramente más de un niño o niña quiere imitar después de verlo jugar.

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¿Pero cómo llegó este serbio de 25 años, 2,13 metros y un cuerpo que no es de los que acostumbramos a ver entre las grandes figuras a convertirse en una superestrella de la NBA en una época en la que constantemente se anuncia la muerte de los pívots? ¿Cómo hizo para estar en el lugar que ocupa después de haber sido elegido recién en la mitad de la segunda ronda del Draft de 2014?

Jokic nació en Sombor, una ciudad pequeña bien al norte de Serbia, cerca de la frontera con Croacia, en el invierno europeo de 1995, unos meses antes de que la guerra entre serbios y croatas vaya llegando finalmente a una conclusión. Uno de los niños de esa época horrible de los balcanes, Nikola parece heredar el talento de dos íconos de la vieja Yugoslavia que terminaron rompiendo su relación por motivos nacionalistas: Vlade Divac y Drazen Petrovic.

Jokic es la ductilidad que tanto representa a la escuela yugoslava en persona. El baloncesto poco egoista, lleno de fundamentos técnicos, pero con sangre caliente para rendir en los momentos clave. Quizá por eso fue captando el corazón de los fans internacionales de la NBA con mayor velocidad que lo que pudo hacerlo en Estados Unidos, pero no en Denver, donde es un niño mimado hace tiempo y con sus pases de un extremo al otro de la cancha recuerda a John Elway y Peyton Manning, ídolos deportivos que le dieron gloria a la ciudad con sus pases increíbles en otro deporte: el fútbol americano.

Hablando de NFL, para Jokic los séptimos partidos de la NBA son como su propio SuperBowl. El momento de brillar. Hasta ahora jugó cuatro en su carrera, entre los Playoffs de 2019 y 2020, y tiene unos números que respaldan su increíble rendimiento: 24 puntos, 16 rebotes, 2,5 tapones y 7,2 asistencias de promedio, con récord de 3-1: solamente no pudo contra Portland Trail Blazers el año pasado en un partido que Denver perdió por 100-96, tirando 2-19 en triples (2-6 para el Joker, 0-13 para el resto).

Dentro de todas sus actuaciones de Playoffs, los 43 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias del sexto partido contra San Antonio Spurs en 2019 impresionan, pero fueron en una derrota. Por eso la mejor, la que recordará con más cariño al menos hasta el momento, fue la de esta semana ante LA Clippers.

En toda la serie fue "Nikola el Magnífico", con una media de 24,4 puntos, 13,4 rebotes, 6,6 asistencias y 1,4 tapones además de un 51% de campo y un 39% en triples, pero en los dos últimos partidos llevó el rendimiento a otro nivel: 34 puntos, 14 rebotes y 7 asistencias en el sexto encuentro, con 11 tantos en el último cuarto (3-3 desde el perímetro), y un triple-doble de 16 puntos, 13 asistencias y 22 rebotes en el partido definitivo, anotándose así como uno de los únicos tres jugadores en tener dos triple-dobles en un séptimo partido en la historia de la NBA (Rajon Rondo y Russell Westbrook son los otros), además de ser el único jugador no estadounidense en tener al menos un triple-doble en ese escenario de apuestas tan altas.

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Todavía le falta bastante para coronarse como leyenda al Joker: esta temporada 2020 es la primera vez en la que alcanza las Finales de Conferencia y ahora él y su equipo la tendrán bastante difícil ante un Los Angeles Lakers que llegan más descansado a esa instancia. Pero como dijo él tras eliminar a los Clippers: "Lo mejor de este equipo es que no se rinde. No sé cómo lo hacemos, no sé qué nos hace empezar, pero no aceptamos que alguien es mejor que nosotros. Obviamente pueden ganarnos, pero tienen que ganarnos de verdad, tienen que jugar mucho mejor". Denver no se va a sentir derrotado hasta que le digan que tiene que irse del campus en el que se está desarrollando la NBA.

Y quizá si en situaciones apremiantes juegan mejor se debe a lo bien que sus figuras navegan esas aguas. Tanto Jokic como su Robin, Jamal Murray, son dos jugadores que juegan con una tranquilidad increíble en momentos clave: no se desesperan, su confianza está por las nubes. No es casualidad que los dos estén entre los 10 jugadores que más puntos promedian en el último cuarto en estos Playoffs: 9,6 para Murray y 6,8 para Jokic, con 57,4% de acierto en tiros de campo para el base y 56,9% para el pívot.  ¿Sus +/- en esos momentos? 3,8 para Jamal y 4,4 para Nikola.

Los números de Jokic en el clutch (cinco minutos finales del partido con diferencia de cinco puntos o menos en el marcador) en la 2019-2020 ya nos contaban lo bien que se le da: 3,4 tantos en 3,8 minutos, con 51% de campo. Es el jugador que más tiros anotó en el clutch en la última Fase Regular: 52 lanzamientos.

El serbio está llevando a otro nivel el juego del clásico pívot europeo con gran lectura de juego. Por tercera temporada consecutiva promedió al menos 18 puntos, 6 asistencias y 9,5 rebotes por partido, algo que apenas habían hecho dos interiores en la historia: Wilt Chamberlain en las campañas 1966-1967 y 1967-1968, y Kevin Garnett en el curso de la 2002-2003. Eso Jokic ya lo hizo tres veces y debería continuar haciéndolo: su juego sigue mejorando. De hecho apenas dos jugadores en toda la historia de la NBA tuvieron cuatro campañas así: dos mitos como Larry Bird y Oscar Robertson.

Con ese nivel de juego, Jokic lleva tres años seguidos en el top ten de la NBA en dos estadísticas avanzadas que sirven un poco para apreciar lo que un jugador mejora a un equipo en ataque: las win shares ofensivas y el Offensive Box Plus/Minus. En la 2016-2017, apenas su segundo año en la NBA, ya había quedado cerca: rankeado 15 y 11 en esas listas respectivamente. El ataque de los Nuggets no se entiende sin él.

Pero más allá de los números, es realmente divertido mirarlo. Su perfil de jugador es bastante único: no es el típico jugador que domina en ataque por su capacidad de tirador o sus dotes atléticos. Hace de todo en la cancha, su capacidad como pasador está a niveles históricos (¿es el mejor pasador de la historia entre los pívots?) y su lectura de juego es increíble. Él mismo suele repetir en las ruedas de prensa que se divierte en la cancha con sus compañeros, algo que también suele hacer fuera de ella, donde relatan que encaja bastante en el perfil de bromista.

Además, ¿es Jokic el mejor pívot de la actualidad? El primer quinteto All-NBA presenta a Anthony Davis en ese puesto, desplazando al serbio del lugar que ocupó en la temporada anterior y dejándolo segundo, por delante de nombres como Rudy Gobert, Joel Embiid, Bam Adebayo y Karl-Anthony Towns. Pero Davis en los Lakers, como en gran parte de su paso por New Orleans salvo en su última temporada allí, juega bastante como ala-pívot, moviéndose más por afuera. Jokic, aunque también salga a tirar, responde más al perfil posicional clásico. Y está haciendo algo que ni Gobert ni Embiid pudieron alcanzar: llegar a las Finales de Conferencia. Ni hablar Towns, constantemente fuera de Playoffs.

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Antes de este Jokic, hubo un Nikola adolescente que era fanático de la Coca-Cola y una dieta no muy sana y que además del baloncesto sentía pasión por el fútbol, el waterpolo, el vóley y las carreras de arneses, según cuentan en esta historia sobre él de Sports Ilustrated de 2017. Tenía el talento necesario, pero los scouts tenían sus motivos para escaparle. "Es verdad, no tenía un cuerpo atractivo", declaró el GM de Denver Tim Connelly, el hombre que tomó la decisión de elegirlo con el pick 41, sin tanta desesperación por llevarlo a la NBA.

De hecho su agente Misko Raznatovic narra que Jokic, tras haber sido escogido MVP de la liga adriática en la temporada 2014-2015, estuvo cerca de fichar por el Barcelona, pero todo se vino abajo. "Estábamos trabajando pequeños detalles, pero en el último viaje de ellos a Belgrado lo vieron jugar un partido más y estuvo horrible. Realmente horrible, no te imaginas lo mal que jugó. Pidieron más tiempo"

Quien no necesitó más tiempo fue Denver, principalmente por la decisión del lituano Arturas Karnisovas, ahora principal dirigente deportivo de Chicago Bulls. "Arturas fue el que cambió nuestra estrategia. Dijo 'sus habilidades no dejan lugar a duda. Lo que necesita es mejorar su cuerpo. ¿Dónde podrá hacerlo mejor, en la NBA o en la Euroliga?'", cuenta Raznatovic que le dijo el lituano. Los Nuggets lo cambiaron y no solo impactaron para bien en el futuro de Jokic, sino en el propio.

Ahora la franquicia está por cuarta vez en la historia en las Finales del Oeste. No llegaba desde el año 2009 a esta instancia. Todavía no conocen lo que es disputar las Finales de la NBA. Pero confían en que el mariscal de campo que juega con una pelota naranja los lleve a la tierra prometida, sea con una asistencia o con un tiro a una pierna.

En una NBA cada vez más global, después de la consagración del griego Giannis Antetokounmpo como MVP en la temporada pasada, este año la atención terminó girando mucho alrededor de un joven de los balcanes llamado Luka Doncic, proveniente de Eslovenia, pero ellos no son las únicas dos superestrellas nacidas en Europa. Ya es tiempo de que todos contemos a Nikola Jokic.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Agustín Aboy Photo

Agustín es productor de contenidos para Sporting News.