Los Angeles Lakers firmaron sus dos peores cuartos contra los Chicago Bulls esta pasada madrugada, en un encuentro que fue las dos caras de una misma moneda. Una primera parte terrible, compensada por una segunda muy potente y un último cuarto en el que consumaron la remontada.
Todas las secuencias positivas para los Lakers en la segunda mitad, en especial en ese último cuarto, tenían un factor común: Dwight Howard.
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Los números de Howard contra los Bulls no impresionan. Son 6 puntos, 6 rebotes y 1 tapón en 24 minutos, con un 3 de 4 en tiro. Pero es que su impacto en pista fue muy notable para los angelinos.
"Lo hemos estado diciendo desde la pretemporada, desde el media day, sobre lo profundo que es el equipo, sobre cuántos buenos jugadores tenemos y cosas así", decía Caruso al final del encuentro. "No sabes lo que vas a obtener todas las noches de LeBron y AD. En noches como esta, nosotros, el banquillo, podemos contribuir y ayudar al equipo para volver al partido y luego hacer que ellos lo rematen. Es una gran victoria para nosotros"
Además del impacto de Howard en ambos tableros, con sus rebotes ofensivos, el bestial tapón sobe Coby White o algún mate destructor, el flujo anotador de Quin Cook y Kyle Kuzma fue vital. Es importante tener jugadores así, que puedan aparecer desde la segunda unidad y dar puntos.
Jugadores incluso que, jueguen más o jueguen menos, puedan aparecer una jornada de Playoffs y salvarle el día al equipo. Los bloques campeones siempre tienen a varios de estos, precisamente Cook viene de jugar en los Warriors.
"Es la ley de los promedios. Seis partidos, no te asustes. Obviamente, jugamos bajo los focos y todo se observa de cerca, así que estoy acostumbrado a eso desde Golden State. Solo sé que no hay que entrar en pánico, confiar en tu trabajo y tener la suerte de que va a entrar la pelota esta noche", comenta Cook.
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Fue el primer partido de los Lakers en el que Frank Vogel no pudo rotar y mantener siempre en pista a una de sus estrellas, LeBron James y Anthony Davis. El mal partido de AD limitó las opciones del entrenador, que tiró de banquillo y funcionó.
"Cada vez que nuestro banquillo entra, hace grandes cosas. Quiero ser el primero en el banquillo animando a esos muchachos en la pista, saltando y apoyando, porque también les da confianza. Somos un gran equipo. No importa quién esté jugando, debemos tener gente que pueda entrar y jugar, y deberíamos poder vencer a cualquiera, y lo hicimos esta noche", cierra LeBron James tras la remontada y victoria por 118-112.
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