"¡Me siento como un campeón!", son las primeras palabras que salen de su boca tras conseguir el triunfo. Un triunfo que le fue negado en 2012 y que rozó con las yemas de los dedos en 2016. Ahora camina por los entresijos del Oracle Arena con un campeonato a sus espaldas, con un anillo en camino y la convicción de haber realizado un gran trabajo.
MÁS | Serge Ibaka es el fogonazo ofensivo desde el banquillo de los Toronto Raptors
Ibaka ha cumplido un objetivo marcado a fuego por Masai Ujiri: ser un equipo campeón. En ese camino se ha sufrido enormemente, con dos derrotas consecutivas ante los Cavaliers de LeBron James que en esta ocasión el relato ha cambiado. De chaval a hombre, como diría Sergio Scariolo, y alzándose con el triunfo más importante de su carrera.
"Todo el mundo que nos ha apoyado esta temporada", decía Serge, "todos los seguidores del equipo en Toronto, todo el mundo en Canadá: esto es por vosotros. Deberíais estar orgullosos", concluía el congoleño.
Un partido y unas series en las que Serge Ibaka se ha reivindicado como uno de los artífices del triunfo. Su aportación incansable desde el banquillo, siempre dispuesto a ese esfuerzo extra, ese rebote que marca la diferencia, ha sido lo que ha definido el éxito de los canadienses. A lo largo de los tres últimos encuentros, Ibaka se ha ido a los 16.6 puntos de media y 5 rebotes en menos de 20 minutos de media por noche. Una aportación excelente y que ha repercutido en el éxito colectivo.