Un partido puede convertirse en algo eterno, un evento interminable en el que suceden millones de cosas. Serge Ibaka ha vivido en la noche de hoy un partido de contrastes. Comenzó de forma muy negativa, lastrando a los suyos en defensa, despistado en los pequeños detalles y permitiendo que jugadores como Cousins o Bogut le comiesen la tostada.
Pero como decimos, lo que mal empieza no tiene porqué acabar mal, así que Serge Ibaka se propuso enmendar los errores y cambiar el signo del choque. Y vaya si lo hizo.
Un MINUTO CLAVE en el GAME 3
— NBA Spain (@NBAspain) 6 de junio de 2019
El MINUTO @sergeibaka
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Un lanzamiento de 8 metros le reenganchaba al propio Serge que rápidamente remediaba todo lo realizado a base de defensa. A nadie sorprende a estas alturas ver en Ibaka a uno de los mejores taponadores de la liga, por cómo lee los pasos y por su capacidad para llegar en el momento adecuado a bloquear un lanzamiento. Su aparición en la recta final del tercer tiempo y en el último cuarto fue determinante para evitar que los Warriors culminasen una remontada que por momentos pareció posible.
Así pues, el congoleño acabó la noche con una estadística de 6 puntos, 5 rebotes y la escalofriante cifra de 6 tapones.
Estos 6 tapones suponen la mayor cifra registrada por un jugador proveniente del banquillo en unas Finales en la historia de la NBA según Basketball Reference. Además, es el mayor número de tapones acumulados en general por un jugador en un partido de las Finales desde que Pau Gasol en el Game 2 de 2010 consiguiese también 6 y Andrew Bynum sumase 7.
Los Raptors ponen el 2 a 1 en la eliminatoria antes de encarar el Game 4 también en Oakland donde pueden dejar encarrilada la serie.