Gordon Hayward se reencuentra con la historia y pasa página en una noche histórica

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17 de octubre, año 2017, lugar Quicken Loans Arena de Cleveland (Ohio). Con 6 minutos y 45 segundos por disputarse del primer cuarto el tobillo izquierdo de Gordon Hayward no era capaz de soportar sus 102 kilos en caída y se producía una dislocación de la extremidad y posterior fractura de tibia. Final de temporada. Su carrera daba un vuelco y nada volvería a ser lo mismo. Apenas llevaba 5 minutos defendiendo la camiseta de los Boston Celtics y habría que esperar 366 días para volver a verle en acción. Una larga recuperación, una larga readaptación en la temporada 2018-19 y, por fin, ha podido pasar página, al menos de manera simbólica.

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Los Boston Celtics se impusieron en el renombrado Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland a los Cavaliers por 119 a 113 en un final complicado para los de Brad Stevens que casi dinamitan su ventaja en el final del partido. Durante la contienda, Hayward actuó como nunca antes. El alero verde igualó su mejor marca anotadora en temporada regular con 39 puntos a los que añadió 7 rebotes y 8 asistencias, con tan solo 2 pérdidas de balón y 2 faltas personales. Lo más destacado de esos 40 puntos vino de su acierto de cara al aro, consiguiendo un impoluto 16 de 16 en tiros de dos que se vio "empañado" por el 1 de 4 en triples que firmó. Media distancia, divisiones, bandejas. El nativo de Indiana no conjugó el verbo fallar y lideró a los suyos hacia una victoria que les coloca segundos en la Conferencia Este con un 5-1 de balance.

Hayward

Con estos guarismos, Hayward se convierte en el primer jugador en la historia desde la creación de la línea de tres puntos en realizar un inmaculado 16 de 16 en tiros de 2. El alero toma el testigo nada menos que de Wilt Chamberlain que lo consiguió hace 52 años, que firmaría un 19 de marzo de 1967 ante Baltimore Bullets un 16 de 16 en tiros de campo, acabando el choque con un doble-doble de 37 puntos, 30 rebotes y 10 asistencias en una época en la que los tapones todavía no se registraban. 

Firmar un partido inmaculado en tiros de dos no resulta algo inusual en la historia de la NBA, recientemente jugadores como Nikola Jokic (11 de 11 en 2018), Thomas Bryant (14 de 14 en 2018) o Domantas Sabonis (12 de 12 en 2018) consiguieron acabar con la estadística impoluta. Sin embargo, solo dos jugadores lo han conseguido superando la quincena de tiros de dos: Chamberlain en tres ocasiones (enero, febrero y marzo de 1967) y el mencionado Hayward.

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"Me parece una estadística inútil", así resumía el alero de los Celtics su histórica actuación con la que todo Boston ha enloquecido. Para el de Indiana la clave reside en el buen momento que vive el equipo comparado con el año pasado y que le está ayudando a encontrar su espacio y poder desarrollarse individualmente. Este partido ante los Cavs y su actuación supone su tercer partido de seis disputados con al menos 21 puntos, dejando claro que este sí puede ser el año de Hayward. "Ha sido una buena noche, quizás no debería haber lanzado esos triples y seguir tirando de dos", ironizó el alero.

Hayward

Regreso, adaptación y explosión. Cada jugador se toma su tiempo cuando una lesión tan grave como esta sucede. Los pequeños destellos vistos el pasado curso auguraban un crecimiento sostenido pero que necesitaba de un ecosistema y una serie de puntos clave para poder poner en marcha. "Creo que obviamente ha habido más oportunidades este año. Estamos ejecutando algunas cosas con las que me siento cómodo. Mientras siga atacando, sin pensar demasiado en el juego, debería estar bien", afirmó. "Simplemente aproveché mi tamaño en la pintura", dijo Hayward sobre su acierto bajo el aro en un encuentro donde Cleveland no pudo frenar su empuje, teniendo a Osman como su sombra todo el choque. "Creo que es algo a lo que puedo llegar si me mantengo bajo control y listo. Cerca del aro, lanzando bombas, tiros sobre bote y cosas de esas es como más cómodo me siento", comentaba. 

Y es que, como mencionábamos anteriormente, la cancha de los Cavs no era un lugar sin importancia. La mente puede jugar malas pasadas y el hecho de regresar al lugar donde todo cambió no era baladí. Pues 749 días después, Hayward se ha demostrado a sí mismo que puede ser aquel jugador que en Utah Jazz conquistó el corazón de Salt Lake City, que se convirtió en All-Star y devolvió al equipo a Playoffs. Un jugador atípico en la era del físico aplicado, donde su lectura del juego sin balón y la cantidad de recursos de los que dispone con balón le catapultan como uno de los perfiles más interesantes que habitan en la NBA actual.

Sin embargo, el jugador de 29 años reconoce no haber dado importancia al contexto del choque de hoy a pesar de lo que pudiese parecer desde fuera. "No pienso en mi pierna", dijo. "No he pensado en ello desde hace tiempo. Creo que se acabó. Vosotros [la prensa] podéis dejar de hacerme preguntas sobre eso", pedía el alero.

Más allá de lo que Hayward pueda asegurar, el alero ha encontrado la redención en Cleveland, cerrando una etapa gris que da comienzo a un futuro que todavía tiene que descubrir y por el que está dispuesto a luchar.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.