Joel Embiid cuestionable contra Golden State Warriors: Así han jugado los Philadelphia 76ers sin él

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Joel Embiid, Giannis Antetokounmpo

Cuando la estrella del equipo causa baja fruto de una lesión existen dos vías a seguir. Por un lado desvanecerse y perder la identidad al no contar con el faro que solía guiar al grupo; por otro, que el resto de jugadores asuman un rol mayor y tomen la determinación de mantener al equipo en una dinámica positiva. Philadelphia 76ers ha tomado el segundo camino y todo ello tras perder en los últimos 9 partidos a Joel Embiid, llave del equipo en todos los sentidos hasta ese momento y, entre otras cosas, máximo anotador. 

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En ese lapso desde que sufriera una rotura del ligamento colateral radial del dedo anular de su mano izquierda contra Oklahoma City Thunder el 6 de enero, sus compañeros han conseguido tumbar a Boston Celtics o Los Angeles Lakers entre otros para sumar un registro de 6 victorias por tan solo 3 derrotas. 

Precisamente esos tres encuentros sucedieron contra equipos (Mavs, Pacers y Raptors) con balance positivo, un interior muy móvil y fuera del Wells Fargo Center, donde los 76ers se han erigido como prácticamente imbatibles. Ahora mismo los de Brett Brown poseen un registro de 21-2 en su estadio, la mejor marca de la historia de la franquicia desde 1982-83, año en el que consiguieron el anillo de campeones, y empatados como el mejor en su estadio junto a Heat y Bucks con idéntica estadística.

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En la noche del martes al miércoles los Golden State Warriors visitan “La ciudad del amor fraternal” por primera vez en la temporada en una velada en la que hay altas posibilidades de que Joel Embiid haga su reaparición tras tres semanas fuera. Un partido que podrás seguir a partir de la 1:00h través de NBA League Pass haciendo click aquí. El camerunés se sometió a una cirugía el pasado día 10 de enero y desde entonces se le ha podido ver junto al equipo y entrando progresivamente en la dinámica del mismo.

En la previa a la victoria frente a los Lakers Jojo se expresaba así en ESPN: “Espero jugar la próxima semana. Estoy tratando de progresar de la manera correcta. Pero me siento bien, y el dedo también".

En el último informe de lesiones facilitado por la NBA el estado de Embiid se mantiene como “cuestionable”, paso previo a “dudoso” y al definitivo “disponible” que permite jugar en plenas condiciones. Así, aunque su estado no ha variado, no sería extraño ver sobre el parqué al camerunés, especialmente por quién es el rival, 15º clasificado de la Conferencia Oeste, y porque se juega en casa antes de emprender una gira de cuatro encuentros como visitantes.

"Los chicos han estado haciendo un gran trabajo”, comentó Embiid en la previa del choque contra los Lakers que se venció por 108 a 91. Algo evidente que ha permitido a los de Brett Brown dejar atrás un nivel de juego pobre, con una fluidez ofensiva mejorable y poner rumbo firme hacia el podio de la Conferencia encontrándose ahora mismo con 30-17 de balance a tan solo 2,5 partidos del tercer clasificado.

Mayor rapidez y fluidez

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Tendemos a pensar que un mayor número de posesiones indica jugar más rápido, ser un equipo más veloz y por tanto más vistoso cuando, en realidad, ambas variables no tienen porqué operar en la misma línea. Así, un mayor número de posesiones solo refleja una tendencia al alza en el número de intentos de campo o pérdidas de un equipo condicionado por la defensa rival o la capacidad del equipo atacante en conseguir una opción de canasta o pérdida.

De ese modo, el ritmo de juego en los 76ers en ausencia de Embiid ha disminuido, pasando de 99,9 a 97,4. Sin embargo, la sensación generada por los de Brown es bien distinta y empieza por la utilización de las transiciones de una manera más eficiente y como punto de partida para desequilibrar al rival.

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Desde el partido frente a Boston Celtics, el primero sin el camerunés, Philadelphia ocupa el octavo puesto de la liga con más puntos al contraataque con 15.8, un punto más que en el mes anterior. La capacidad de Ben Simmons para iniciar el ataque tras fallo o robo al rival ha sido sin duda la parte más destacada de su juego desde que irrumpiera en la liga en 2017, sacando partido de este tipo de acciones para sí mismo o el resto de sus compañeros. 

En consecuencia, ha aumentado la frecuencia con la que las posesiones de los 76ers acaban en los primeros 2 a 6 segundos y, al mismo tiempo, ha aumentado el acierto en los tiempos promedio de posesión (15-7 segundos), especialmente en los tiros de dos, donde el incremento pasa del 53% al 57%.

La velocidad de ejecución en este lapso tiene también una consecuencia secundaria, la fluidez del propio juego y la circulación de balón. Las asistencias no han aumentado en estos partidos comparado con el mes previo (1,5 menos por encuentro), pero sí se ha incrementado el espacio generado para los tiradores pasando de lanzar en un 8% de las acciones de tiro con el defensor a unos centímetros a tan solo un 0,4%. Los 76ers generan más desequilibrios en sus rivales tanto en divisiones como en movimiento continuado en pase, por lo que es más fácil castigar una mala rotación defensiva rival y liberar a un jugador. Así, los tiros catalogados como “completamente abiertos” por NBA Stats han pasado de representar un 20,8% de las acciones en el mes de diciembre a un 25%.

Para analizar la tendencia de un equipo no solo importa el resultado final (puntos anotados o conversiones), sino más bien la cantidad de oportunidades que son capaces de producir, los desequilibrios derivados de una forma de juego y, en ese sentido, los 76ers han cambiado significativamente su imagen en el corto periodo de dos semanas.

Simmons como eje

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"No sé qué le ha llevado a eso”, decía Al Horford al final del partido contra los Lakers sobre el cambio experimentado en Ben Simmons. “Pero ha sido más consistente, más seguro y más agresivo, y eso es genial para nuestro grupo. Cuando juega a ese nivel, nos alimenta al resto de nosotros”, finalizaba. La clave para que los 76ers hayan conseguido dejar atrás sus fantasmas y sus malas sensaciones ha sido el despertar del base australiano tras meses de letargo.

El sistema de Brett Brown, siempre focalizado en la búsqueda del desequilibrio a partir de Joel Embiid, tiende a atrapar a Simmons a media pista por su falta de tiro exterior y su dependencia de la finalización con contacto para producir puntos. En ese lapso se ha convertido en el máximo anotador del equipo con 21,6 puntos de media y un increíble acierto del 65.3% en sus intentos de cara al aro. Un cambio más que notorio de los 16,2 tantos y 59,8% que consiguió en diciembre sumando además seis dobles-doble y un triple-doble en los 9 partidos disputados sin Embiid.

Ese triple-doble conseguido ante los Nets significó un hito para él y en la historia de la NBA, pues supuso su máximo de carrera (34 puntos) y, según Elias Sports, es el primer jugador en la historia de la liga en lograr un triple-doble de 30 puntos con al menos 5 robos y 80% de acierto de campo.

Como consecuencia de esta mejora, los tiradores han encontrado mejores y más situaciones de las que aprovecharse, siendo Furkan Korkmaz y Tobias Harris los principales beneficiados del mejor Simmons de la temporada que han duplicado sus triples anotados respecto al mes anterior.

De regresar Embiid al equipo contra los Warriors tendrá que adaptarse al estilo implantado por Simmons en su ausencia, en donde la expansión del campo y la ejecución instantánea priman por encima del juego de postes que define a la Philadelphia del camerunés.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.