José Calderón y la temporada en la que rejuveneció en los Cleveland Cavaliers como socio de LeBron James

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"Controla las cosas. Siempre ha sido una válvula de seguridad para el equipo", decía Dwayne Wade. "Odiaba jugar contra él porque nunca perdía el balón. Nunca da pases arriesgados y puede anotar tiros estando liberado. Está funcionando: es estable para la posición y para este grupo".

"Lo primero de todo, si tú conoces a José, si eres de los que sigue este juego, desde que llegó a la NBA siempre ha estado arriba en el ratio de asistencias por pérdidas", añadía LeBron James. "Tener algo así para abrir tu ofensiva es muy grande. Y tira extremadamente bien desde el triple. Así que añades su IQ, añades lo bien que cuida el balón, su tiro y el hecho de que sacrifica su cuerpo por el equipo".

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Pocos jugadores de complemento han recibido un volumen de halagos de LeBron y Wade como José Manuel Calderón en la temporada 2017-2018, cuando formó parte de los Cleveland Cavaliers que cayeron en Las Finales ante los Golden State Warriors de Kevin Durant y Stephen Curry.

El extremeño mostró una muy buena versión NBA a los 36 años y se lució en la mejor ocasión de anillo que ha tenido. Hoy, en el #DíaDeLosCavs, el curso de Calderón junto a LeBron en Cleveland.

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El tiempo corre por todos y con Calde no sería diferente. Al inevitable declive por la edad se sumaba el jugar en entornos de los menos competitivos en la mejor liga del mundo. Los Knicks en la 2015-2016 mostraban un desgaste exagerado en el enésimo intento de ganar alrededor de Carmelo Anthony. Y los Lakers de la 2016-2017 eran ya un equipo en pleno inicio de la curva de la reconstrucción, la parte más dura.

Calderón quedaba como mero tirador en equipos que debían priorizar a los jóvenes. Él mismo reconocía a Lucas Sáez-Bravo, de El Mundo, que tenía poco sentido acumular minutos en los Lakers de aquel año. "Quizás en España lo veamos de otra manera, pero tenían que darle tiempo a los jóvenes".

Cuando el ocaso de su carrera parecía inevitable, los Cavaliers de LeBron anunciaban el fichaje del base. Ya sin Kyrie Irving en plantilla, en Ohio daban un giro de 360º grados a su planificación. Isaiah Thomas, el propio Wade o Jae Crowder formaban el nuevo grupo de complementos para el Rey. Entre ellos el español parecía quedar en un segundo plano. Un valioso veterano para completar el banquillo.

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Nadie pensaba que, precisamente aquella temporada, sería la del renacimiento de Calderón en la liga. Regresar a un ambiente competitivo y hacerlo de la mano de LeBron, con quien conectó desde el primer momento, supusieron un extra de motivación. Así, alcanzó niveles de frescura atlética que parecían más propios del primer Calderón que del último.

"Creo que hicimos una buena amistad sin decir realmente nada", le contaba a Frank Isola, de The Athletic. “Los jugadores estadounidenses nos mostraron mucho respeto. Habíamos llegado a dos finales contra ellos. Solo por jugar uno contra el otro, LeBron me conocía".

"Desde fuera ves que es buenísimo, uno de los mejores de la historia. De cerca es incluso más, está obsesionado con el baloncesto. El tiempo que dedica, ser el primero en llegar a entrenar, en prepararse, en cada partido. Es impresionante. Todo en él es trabajo. Da igual que esté enfermo, que le duela la barriga, etc. Tiene la calidad suficiente para realmente controlar un partido él solo y decidir. Está un paso por encima de todos. Y siempre está proponiendo, es como tener otro base u otro entrenador más, está siempre dándole vueltas a la cabeza a cómo mejorar al equipo".

Los problemas comenzaron para Cleveland. Pese a que la rotación era larga y se preveían pocos minutos para Calde, las lesiones le empujaron a la rotación. Acumulaba minutos y encuentros sin jugar, hasta que el 17 de noviembre Ty Lue le hace jugar 11 minutos contra los Clippers. Tras ese partido acumularía 22 titularidades consecutivas.

Jamás, en ningún escenario susceptible, se hubiera pensado en el bueno de José con tanto peso en esos Cavs que pretendían el anillo. Y ese era precisamente el problema del equipo: estaban lejos de lo que exigía el título más allá de contar con LeBron James.

Una racha de 13 derrotas y 6 victorias antes del All-Star impulsó a la directiva a reiniciar el roster. Isaiah Thomas se marchó a los Lakers y llegaron Jordan Clarkson y Larry Nance. Salían Crowder o Iman Shumpert para permitir los aterrizajes de George Hill o Rodney Hood. Y regalaron a Wade su regreso a Miami. Un total de 9 jugadores -sin contar terceros- movidos en cuestión de horas.

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Calderón permaneció en el equipo. Sobrevivió a la limpieza por lo que aportaba sobre la pista, por sus intangibles y por la conexión que permitía fuera del parqué. Era un contrato de mínimo de veterano, pero su valor era mucho más elevado para los Cavaliers.

"Es un jugador muy inteligente. He jugado contra la selección española muchos años y no producen jugadores sin inteligencia. Los Gasol, (Ricky) Rubio, el mismo José... Y la lista sigue. Es su fuerte para estar en la NBA tanto tiempo sean cuales sean sus números. Es un gran profesional", explicaba LeBron a Fox Sports tras una victoria de Cleveland en abril.

La conexión LeBron-Calde

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Disponer de elementos de primer nivel en tu ecosistema te permite mostrar una versión más óptima. Un claro ejemplo es el Kevin Durant de los Warriors, en especial el del primer año. Pasó de ser el jugador que tenía toda la responsabilidad sobre sus hombros en Oklahoma a ser empleado como ejecutor al lado de Curry y bajo la pizarra de Steve Kerr.

En su nivel, el caso de Calderón se explica por la misma regla del ecosistema. Tras largos años de equipos sin aspiraciones serias, Cleveland suponía una nueva esperanza. El despertar de un deseo que parecía ya apagado en la NBA. La conexión entre LeBron y Calde explica mucho de su año. De su mejora física, de su producción en pista, de su aumento de minutos.

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Porque todo va de la mano. En Cleveland nada pasaba sin la aprobación del Rey y Calde, no solo pasó el filtro, lo rompió. Era evidente en el gesto corporal del 23 que su deseo era tener al español en el parqué. Ante las ausencias y los problemas internos, Calderón suponía un bálsamo. En un equipo alocado y con graves problemas de identidad, el base español puso lo mejor de su repertorio al servicio del equipo: el liderazgo sin protagonismo.

Ese entendimiento con LeBron no era algo que quedaba simplemente en bonitas palabras. Sabían dónde estaban el uno y el otro. Dentro de la enorme parálisis que mostraban los Cavs en ataque estático, Calde rompía líneas y ofrecía su inteligencia como arma valiosa, una tan inesperada como precisa. Su mejor versión por sensaciones desde el año de Dallas, por mucho que los números digan lo contrario.

“Cuando estaba en Cleveland, salíamos mucho a cenar cuando jugábamos de visitantes. Fue muy amable conmigo. Aprendí mucho de LeBron. Hablábamos de muchas cosas además del baloncesto. Fue realmente educado en todo".

En ese tramo de 22 partidos como titular, Calde promedio 5,3 puntos, 2,6 asistencias y 1,9 rebotes en 21,6 minutos, con un excelente 47% en triples con 2,3 intentos por noche. Cifras para nada impresionantes, que esconden el verdadero valor de un jugador cuyo significado siempre ha ido más allá de la línea estadística.

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Firmó una actuación de 19 puntos contra sus Raptors, otra de 17 ante otro de sus ex, los Lakers, y así un total de ocho veces por encima de los dobles dígitos en puntos. En Playoffs se sabía que perdería relevancia al reducirse las rotaciones, pero aun así tuvo hueco para aportar contra Indiana en Primera Ronda más de 15 minutos por noche en cinco presentaciones, tres como titular.

"Fue un año muy loco. Terminamos muy decepcionados con la derrota (ante los Warriors en Las Finales)".

Calderón compartió vestuario con James en su última temporada en Cleveland. A tal punto llegó su relación que saltaron serios rumores de un posible regreso del extremeño a los Lakers, pero esta vez con el aval de LeBron. Sin embargo, el Rey se marchó a Hollywood y Calde prefirió un último intento de tener minutos en Detroit, pese a las dudas sobre el proyecto de Míchigan.

Esta es la historia de cómo Calderón, uno de los mejores europeos de la historia del baloncesto, relanzó su carrera cuando parecía ya apagada. De coquetear con el colgar las botas, a ser el socio preferido menos esperado de LeBron. El paso de la nula competitividad con Knicks o Lakers al utópico intento de gloria ante los mejores Warriors de siempre.

Porque el valor de Calderón supera a las cifras o a las sensaciones que uno pueda tener desde el sofá de su casa. Podríamos añadir más nombres a su lista -Dirk Nowitzki, entre otros- porque cuando tantas leyendas del baloncesto alaban una figura, nada tiene de casualidad.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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