Juancho Hernangómez, un metal al cuello y el sueño norteamericano

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A unos 130 kilómetros de su casa habitual comenzaría el nuevo viaje. Uno más intrigante que nunca. Cerca del complejo militar Cheyenne Mountain, a más de una hora del Pepsi Center, se prepara para un nuevo training camp en Colorado Springs.

Esta vez también tiene algo diferente. Al entrar, cuando cruza las puertas y respira hondo, lleva un peso extra alrededor del cuello. Un metal que luce con orgullo y, como contaría semanas después, no usaría para trolear en exceso a Nikola Jokic por la gran relación que les une.

Juancho Hernangómez llega a una nueva temporada con los Denver Nuggets. Su cuarto curso en la NBA, en el que termina contrato con la franquicia que le drafteó y luciendo el oro que consiguió con la Selección Española el 15 de septiembre.

Unos meses de vivencias para Juancho.

Porque ha vivido varias situaciones. Después de empezar como titular en la 2018-2019, lesionarse la zona de los músculos core (músculos centrales, ingle) y caerse de la rotación para los Playoffs, el madrileño necesitaba el verano para recuperarse.

“Me operé al segundo día de acabar la temporada. Todavía sigo recuperándome. He entrenado muy duro, he tenido dos fines de semana de vacaciones en todo el verano. Más otro mes más en Denver recuperándome y entrenando".

Estas palabras las decía en la presentación de la Selección a finales de julio en Madrid. Todavía le quedaba para estar en su mejor versión y la idea era usar el Mundial para llegar a la temporada NBA de la mejor manera.

Juancho sabía cuál era su rol con España. Si bien en los Nuggets encuentra uno de los equipos más profundos de la liga (muy, muy profundos, más en su posición) para Sergio Scariolo es una de las piezas principales. Y así se vio.

Su poderío atlético, arrojo defensivo e inteligencia para moverse sin balón le brindaban un hueco especial en el equipo. Un perfil diferente a lo que tiene España y que pueden aprovechar muy bien.

Todavía sin la importancia que tendrá en unos años, cuando haya madurado y recaiga sobre sus hombros el peso que hoy portan jugadores como Marc Gasol o Ricky Rubio, Juancho firmó un Mundial positivo.

Más allá de los buenos números (10,5 puntos, 5,4 rebotes, 44% en triples en 23 minutos desde el banco), apenas tuvo un par de partidos en los que la sensación era de estar desaparecido en pista. Al jugar sin balón y tener otros la responsabilidad, contra Puerto Rico en Primera Fase o Serbia en la Segunda no cuajó buenos encuentros. Eso sí, dejó actuaciones clave contra Italia, Polonia o Argentina en la final.

Ya no era solo jugar y producir, era volver a un parqué tras los problemas físicos, levantar su espíritu y volver a ser importante. Inflarse de seguridad.

“Jugar con la Selección es diferente”

Así, ya recuperado, con el oro al cuello y más confianza que nunca (algo que nunca ha transmitido que le falte), Juancho comienza la que espera que sea su temporada más tranquila en la mejor liga del mundo.

Decimos tranquila porque de momento no lo han sido. En su año rookie apenas jugó, con proceso de adaptación por el medio. En la segunda, la mononucleosis le privó de jugar. Y en la tercera, en su mejor momento, lesión y operación.

A las pocas semanas de llegar tenía su primera fecha marcada a rojo en el calendario. Su contrato rookie termina el próximo verano y el lunes 21 de octubre era el límite para los primera ronda del Draft 2016 de alcanzar una extensión de contrato.

Equipos como Boston, Indiana, Sacramento o Toronto soltaron enormes cantidades para asegurarse la continuidad de Jaylen Brown, Domantas Sabonis, Buddy Hield o Pascal Siakam. Pero Denver no. Ya no solo era Juancho, también estaba Malik Beasley, compañero del Draft del español, de perfil ofensivo y muy interesante, que al igual que Hernangómez será Agente Libre Restringido en 2020.

"Decidimos por las dos partes no llegar a un acuerdo. El lunes pasó muy rápido y no lo llegamos a cerrarlo. Desde la franquicia me han dado apoyo y siempre han querido contar conmigo para el futuro. Pero al final la renovación no se pudo dar. Sigo contento y ahora lo que quiero es jugar".

El asunto es que Denver tiene un equipo realmente profundo, sobre todo en la posición de Juancho. Puede alternar sin problema el 3 y el 4 en el baloncesto moderno, pero es que también pueden jugar ahí Will Barton, Paul Millsap, Malik Beasley, Torrey Craig, Michael Porter Jr y el recién llegado de Burgos Vlatko Cancar.

La competencia es feroz.

Juancho se quedó sin jugar en los cuatro primeros partidos y en los dos últimos ante Pelicans (5) y Orlando (12) ha tenido sus primeras apariciones. Mike Malone continúa de probaturas y muestra combinaciones diferentes a las de pretemporada. Pero es que tienen demasiadas opciones.

La temporada es larga y pueden pasar muchísimas cosas para que Juancho termina con minutos e incluso como titular, ya sea en Denver o en otro equipo. Y desde luego hay un caso a considerar después de cómo funcionó de inicio la pasada temporada.

Como titular en la 2018-2019 abrió 25 partidos con promedios de 11,2 puntos, 6,3 rebotes y 1,2 asistencias en más de 30 minutos. Un 48% en tiro y 42,5% en triples. Un récord de 17-8 para Denver y perfil que ofrecía espaciado, arrojo en transición y un juego sin balón muy valioso para Nikola Jokic.

De hecho, uno de los grandes puntos a favor de Hernangómez para ser importante en Denver es esa química que tiene con el serbio. Su relación es excelente y su entendimiento en pista es superior.

Sabe leer los espacios para encontrar el punto ideal en el triple en el que recibir solo o bien entrar sigilosamente y atravesar la espalda del rival como un cuchillo. Su conexión con Jokic es evidente.

"Viene a esta temporada sabiendo que ya ganó algo", dice Nikola Jokic. "Juancho sabe lo que está defendiendo, sabe que puede jugar. Es un tipo muy competitivo y orgulloso. No va a rendirse".

Juancho es un molde NBA. Aún tiene mucho margen de mejora en cuanto a juego y en su físico. Le queda camino por recorrer. Es joven y apenas ha tenido continuidad en la NBA, pero ya ha demostrado detalles y calidad. Que merece un hueco fijo en la mejor liga del mundo.

Él quiere jugar, precisa de minutos y busca esa relevancia. También quiere seguir en Denver, un sitio al que puede llamar hogar. Un sitio donde es feliz y donde empezó su sueño norteamericano.

Porque Juancho es válido. Lo ha demostrado en pequeñas dosis y tiene la intención, desde la tranquilidad y el compromiso que demuestra en cada encuentro -sea titular o se quede en el banquillo-, de trasladar el éxito con la Selección Española a la NBA. Tanto el individual como el colectivo.

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