Pocos casos existen en la historia de la NBA en el que una joven estrella desaparezca de la escena pública y sufra una lesión cuyo diagnóstico sigue despertando dudas. Markelle Fultz llegaba a la NBA como flamante número 1 del Draft en el verano de 2017, los Philadelphia 76ers apostaron fuerte por él, intercambiando su pick 3 y varios assets con los Boston Celtics por el derecho de elegirle en primera posición. Meses más tarde: lo inesperado. Fultz era dado de baja del equipo por una lesión de hombro después de que debutase en la liga jugando de una manera poco habitual.
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A partir de ese momento surgieron especulaciones, vídeos que le hacían un flaco favor y esperanzas de regreso que no se materializaron. Su vuelta a las canchas en abril de 2018 con un espectacular triple-doble alimentaron el hype que rápidamente se esfumó con el paso de los partidos. El inicio de la 2018-2019 acabó por destruir las esperanzas de regreso de Fultz al no adaptarse a la nueva realidad del equipo. Los Sixers buscaron salida al jugador a cambio de prácticamente nada (Jonathon Simmons) rumbo a los Orlando Magic donde espera poder acallar a los críticos.
"Fui el elegido número 1 por una razón", dijo Fultz. "Sé que trabajo duro y lo que puedo hacer en la cancha de baloncesto. Eso es todo lo que importa", aseguró el de los Magic que ha roto su silencio después de apartarse durante meses y meses de la escena pública.
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"Siempre siento alegría cada vez que entro aquí [el gimnasio] sin importar lo que esté pasando", dijo Fultz después de su entrenamiento con los Magic. "Aprendí pronto que no puedes dar por sentado nada. Nunca sabes cuándo lo vas a perder", aseguró el joven. "Mucha gente nunca jugaría con lo que yo tenía y sabiendo que no podían lanzar la bola", aseguró Fultz.
En los 19 partidos que disputó con los 76ers el pasado curso, Fultz promedió 8,2 puntos, 3,7 rebotes y 3,1 asistencias.