Entre el Genio y lo Salvaje: el último canto de Popovich

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DeRozan, Aldridge y Popovich marcan el año más complicado de los Spurs.

Territorio desconocido para los eternos candidatos. Muchos años han pasado y muchos textos se han escrito sobre el declive de los San Antonio Spurs. De cómo la década de 2010 les dejaría en fuera de juego tras sus años dorados. Y casi otra década después se confirma: el canto del cisne llega a tierras tejanas.

Una nueva era: los Spurs dejan de ser candidatos

La retirada de Tim Duncan hace dos años marcó el inicio. Lo más duro llegaría este último verano. Los ídolos del pasado se marchaban, Tony Parker decidía vestir la camiseta de los Hornets (será muy extraño durante toda la temporada) y Manu Ginóbili colgaba las botas. A estas dos deidades en El Álamo se sumaba el “nuevo Duncan”, el jugador llamado a liderar a los nuevos Spurs. Tras una temporada entre lesiones y polémicas, Kawhi Leonard era traspasado a los Raptors y junto a él marchaba otro favorito de la afición, Danny Green.

Un verano radical en San Antonio. Acostumbran a pocos movimientos, contados refuerzos y menos salidas. Pero este año comenzaba el verdadero cambio. Los Spurs han visto cómo se sitúan entre los equipos con más alteraciones en la offseason. Al menos seis salidas destacadas y otros seis nuevos jugadores. Es decir, prácticamente media plantilla es diferente.

En su honor y la historia colectiva conservan dos récords que difícilmente veremos romper. Son 18 temporadas consecutivas por encima de las 50 victorias y 21 entrando en Playoffs, racha que todavía vive. Veremos si agoniza o muere en los próximos meses. Sea como sea, cifras de escándalo que a día de hoy deberían recibir incluso más crédito.

Sin Duncan, Parker ni Manu, el trío con más victorias de la historia de la NBA. Sin Kawhi, sin el sucesor. Pero con él, con el verdadero genio de San Antonio. Los Spurs se enfrentan a su temporada más complicada desde que llegó Popovich y esta vez es cierto, no existe doble lectura.

Los problemas comienzan con el sustituto de Tony Parker

Durante 16 años el puesto de base titular en San Antonio estaba cubierto. La sombra del francés es alargada y Popovich quería ocuparla lo antes posible. Dejounte Murray fue el seleccionado, solo con 21 años, y la lesión de Parker en los Playoffs de 2017 adelantó su cocción.

Ya la pasada temporada vimos a un Parker desgastado. A sus 35 años, con la evolución del baloncesto y la recuperación de la lesión, la producción del base descendió varios enteros. Y ya no solo en números, sino también en peso ofensivo. Parker perdía importancia en los sistemas mientras los días pasaban y los Spurs, sin una referencia exterior al estar Kawhi de baja, usaron de nuevo sistemas horizontales en los que el pase es el principal protagonista (314 pases por partido, 9º).

Las lesiones de Dejounte Murray y Derrick White señalan en que veremos a unos Spurs similares a los del año pasado, aunque con la referencia exterior de DeMar DeRozan. Otro que apuntaba a un rol destacado es el rookie Lonnie Walker, que estará de baja unos dos meses. Este panorama en la enfermería deja a Patty Milles y Bryn Forbes como las únicas opciones al lado de DeRozan mientras se recupera White. Murray está prácticamente descartado para toda la temporada con su lesión de cruzado. Una baja durísima: fue elegido para el segundo mejor quinteto defensivo la pasada campaña y apuntaba a curso revelación.

La primera y más evidente solución es potenciar a DeRozan como generador. Acusado durante años de ser un jugador unidimensional, excelente anotador en el uno contra uno pero recluido a este aspecto, DeMar explotó con la remodelación ofensiva de los Raptors en la 2017-2018. Promedió 5’2 asistencias, registrando un uso ofensivo del 29’6% y un porcentaje de asistencias del 25%, cifras que solo otros 11 jugadores tuvieron en toda la NBA.

Situar a DeRozan como base titular supondría incluir a otro jugador en el quinteto titular. La baja de Derrick White parece que será más breve de lo esperado (Pops dijo que entre dos y cuatro semanas, no ocho) y durante los primeros partidos podrían incluir a Marco Belinelli como titular.

El italiano tiene el papel de revulsivo para la temporada, el descaro desde el banquillo, un desatascador de ofensivas de primera como lo fue el curso pasado en Philadelphia. Patty Mills y Jakob Poeltl son armas seguras desde el banco, por lo que la presencia de ‘Beli’ entre los titulares sería clave y a coste bajo para la rotación. Al lado de un DeRozan amasador de balón y de dominadores de la media distancia como el propio DeMar, Aldridge o Rudy Gay, Marco daría ese contrapunto exterior tan necesario en la arcaica ofensiva Spur.

Popovich también puede usar a uno de los bases disponibles de forma temporal al lado de DeRozan, mientras sea el ex de Toronto quien lleve la batuta del equipo. Mills tiene un rol muy específico de guard anotador, un torbellino muy eficaz con las segundas unidades. La pasada temporada tuvo 36 partidos como titular y sus porcentajes fueron del 38’8% en tiros de campo y un 34’6% en triples con diez tiros de media. Desde el banco y con casi tres tiros menos por encuentro sus registros subieron hasta el 43’4% y el 39’9% en triples. Las segundas unidades llaman a Patty.

La alternativa es Bryn Forbes. Se trata de un jugador inteligente, uno de esos tapados que tanto gustan a Pops. Excelente tirador de tres en catch&shoot y muy listo sin balón, sufriría problemas en defensa contra bases explosivos y rápidos. En ataque se entendería con el equipo, faltaría por ver la defensa.

Llegamos a la última opción para Popovich y RC Buford: firmar un agente libre. La baja de Murray debería concederles a los Spurs una DPE (Disabled Player Exception, permiso para firmar a un jugador que cubre a un lesionado) y con esta varios veteranos como Mario Chalmers o Jameer Nelson son opciones. ¿Mi favorito? Tim Frazier. Cortado por los Bucks para dejar la plantilla en 15 contratos, Frazier es un motor de energía inagotable, puede jugar tanto sobre el balón como lejos de él y es muy completo. Solo la inconsistencia en el tiro exterior le priva de mayores oportunidades en la NBA. Su papel con los Pelicans en la 2016/2017 fue más que correcto.

La retirada de Manu Ginóbili, mago y playmaker desde el banco, tampoco ayuda a paliar los problemas exteriores de los Spurs en este inicio de nueva era.

De Kawhi y los especialistas, a equilibrar el conjunto

Los cambios en las alas son significativos, más por las nuevas caras que por las lesiones. Sin duda la parte de los Spurs que más cambios sufre es la batería de jugadores que acumulan en lo que denominamos hoy en día como ‘forwards’.

Salen Danny Green, Kyle Anderson y Kawhi Leonard. Llegan Marco Belinelli, Dante Cunningham, Quincy Pondexter y DeMar DeRozan. Tres por tres (Pondexter viene de años complicados con graves lesiones y pocos minutos) y perfiles diferentes.

El primer punto a resaltar y que parece olvidamos a menudo es la presencia de una nueva figura muy influyente en el exterior. La pasada temporada Kawhi solo participó en 9 partidos y este año disponen de DeRozan. Generador, anotador de los que le gustan a Popovich y que debe mostrar mejora defensiva en un sistema tan comprometido como el tejano. Aquí, evidentemente, ganan respecto al año pasado.

Cambiar a Green y Kyle por Belinelli y Cunningham es adaptarse a la NBA actual. El veterano escolta fue clave para el título de 2014 gracias a su defensa y su tiro exterior, pero pedía a gritos desde hace tiempo el relevo. El italiano ocupa ese puesto, con muchos más recursos en ataque y limitaciones grotescas en defensa.

Kyle Anderson es un jugador especial. Alto, muy largo y todavía más lento. Sin una pizca de tiro exterior, extremadamente inteligente y un complemento ideal por su feel for the game para equipos que busquen perfiles únicos. Fue importantísimo el curso pasado sin Leonard y parecía entre los planes de la franquicia que continuase. Memphis lanzó la oferta, Anderson la firmó y esos más de 37 millones en cuatro años viajan a Tennessee después de que San Antonio rechazase igualarlos.

Por contrapartida llega Dante Cunningham, para muchos un desconocido. Este trotamundos de la NBA es la definición perfecta de 3&D y, en mi opinión, debe ser muy utilizado por Pops. Viene de un final de curso muy positivo en Brooklyn, con 4’8 rebotes (12’5% de rebotes capturados) y un 38’3% en triples en 20’3 minutos. Puede complementar quintetos altos en los que veamos a Pau y Aldridge juntos por dentro o acompañar a Rudy Gay como stretch-forward en alineaciones más vanguardistas. Creo que Popovich firma a este jugador sabiendo todo lo que puede aportar. Es un veterano curtido, de 30 años y que encaja a la perfección con el juego actual. Le ha faltado continuidad en su carrera y este año en San Antonio pueden dársela. Veo en Dante Cunningham al Dewayne Dedmon de hace dos años, la sorpresa como complemento para una rotación con nombres propios.

Los cambios dejan una primera lectura muy interesante: los Spurs se modernizan. Quizás con el cambio natural de los jugadores salen perdiendo en cuanto a calidad, pero consiguen tapar agujeros que resaltaban con urgencia. El uso del triple, por ejemplo, se verá muy beneficiado. En San Antonio falló el ataque el año pasado por varios motivos, uno de ellos fue el mal uso de las selecciones de tiro y el bajo empleo del triple. Los Spurs fueron el cuarto equipo por la cola en volumen de tiros de tres (28’1%) y el quinto en acierto (35’2%). No es casualidad que entre los equipos con mejor relación de volumen y acierto exterior se encuentran los mejores ataques, mientras los San Antonio Spurs fueron 17º.

El uso de Pau Gasol definirá al equipo

Suena definitivo y, en parte, lo es. La situación actual de la plantilla y el juego interior resaltan el contexto actual del español en Tejas. ¿Titular o suplente? Si es sexto hombre, arma positiva para San Antonio en el pasado, ¿qué pasará con Poeltl?

Pau es una leyenda. Es imposible negar su impacto como estrella precoz en unos Grizzlies todavía en pañales, su hacer fundamental para el retorno de los Lakers al estrellato y un año individual salvaje en Chicago. Y después de tantos años y una carrera excelente, con los Spurs le tocó evolucionar.

Otro caso de que el tiempo pasa por todos. El físico de Gasol se ha resentido con los años y alguna lesión desde que juega para los Spurs. A medida que el declive atlético aumenta, también lo hace su inteligencia sobre la pista. Cada día más generador, más asistente, más jugador de equipo. Pau evoluciona de segunda espada en candidatos al título, a jugador de rol de lujo. ¿El problema? La defensa.

Esta pasada temporada le protegieron mejor en este aspecto, pero el español sufre cada vez más en la era del pace&space. Es incapaz de aguantar emparejamientos con bajitos y cada vez, con menos hombres grandes en pista, su falta de velocidad lateral queda más en evidencia.

Salvo con Boris Diaw como cuatro abierto, en San Antonio han preferido la fórmula de las torres gemelas. LaMarcus Aldridge es fijo en el quinteto titular –viene de un año sensacional– y la duda es quién le acompañará: si un forward abierto como Gay o Cunningham o Pau Gasol. Y esto define la dirección y rotación de los Spurs.

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Creo que la mejor opción es que Pau ejerza de sexto hombre. Las diferencias en calidad respecto a los interiores suplentes de la NBA darían una baza importantísima en ataque a Gasol. Podría serlo todo para el banquillo: generador desde el poste, desde el exterior, anotador desde dentro (¿conexión con Poeltl?) y tirador para abrir el campo. También como positivo encajamos que su defensa se vería menos resentida.

Como podéis ver tengo una especial debilidad con Jakob Poeltl. Y todos en San Antonio, fans incluidos, deberían tenerla. Falta por conocer con exactitud los planes de Popovich para el austriaco. Quizás se plantea que este año tenga menos minutos por detrás de Aldridge y Gasol y que para la 2019-2020, con la posible marcha de Pau, tome importancia capital.

Recordemos que este pívot fue básico para que los Raptors triunfasen durante la última temporada regular. El banquillo de Toronto fue el mejor de toda la NBA y mucha culpa la tiene Poeltl. Inteligente, excelente cerca del aro, con una movilidad sorprendente para su tamaño (2’13) y un olfato especial para el rebote ofensivo. El techo para este pívot de 23 años es excesivamente alto en San Antonio. De esos jugadores que le gustan a Popovich para desarrollar. Hay que apostar por Poeltl, al fin y al cabo fue el jugador que recibieron los Spurs junto a DeRozan en el traspaso de Kawhi.

El bajo ritmo de juego (95’76 posesiones, 29º), el escaso y mal uso del triple, la explotación y predominio de la media distancia y la habitual presencia de dos pívots de siete pies en pista hacen de los Spurs un equipo anacrónico. Y ahí siguen.

Ya con Aldridge y DeRozan tendrán sobre la pista a dos de los diez jugadores de la NBA que más usan la media distancia. Incluir a Pau en el quinteto titular significaría jugar otro baloncesto muy diferente al que acostumbran el resto de equipos. No es seguir modas, es evolucionar para sobrevivir.

Conociendo a Popovich creo que estará un tiempo de probaturas, como un alquimista en su laboratorio. Juntará diferentes piezas, experimentará diferentes alineaciones y buscará la fórmula óptima. Pero no la que marquen las estadísticas avanzadas como la más eficiente, sino la que sus propios ojos le digan que es la correcta. La pasada temporada vimos 24 quintetos diferentes y en esta parece que será parecido. Así es Popovich.

La competencia del Salvaje Oeste

Warriors, Rockets, Jazz, Blazers, Lakers, Thunder y Pelicans son mis siete favoritos para entrar en Playoffs del Oeste. Solo se quedan fuera Clippers, Mavericks, Spurs, Grizzlies, Nuggets y Wolves. Seis equipos para pelear por un puesto. Este es el verdadero problema del Oeste.

Lo Salvaje de la conferencia y la situación interna de la franquicia hace que San Antonio tenga por delante una competencia como nunca antes. El año más difícil de Popovich. Si hoy me dicen que terminarán últimos de la División Suroeste me sorprendería, pero no me extrañaría. Si me dicen que quedarán segundos, por detrás de Houston, tendría la misma reacción.

Los Spurs apostaron por Popovich en el traspaso de Kawhi. Seguro que tenían otras ofertas que implicaban más jóvenes o piezas para comenzar la reconstrucción, idea lejana a lo que quieren en Tejas. Allí la palabra tanking no existe y deben mantenerse siempre competitivos. Pero lo cierto es que esta temporada, por mucho que se pueda entrar en Playoffs, es una de transición. Varios jugadores como Pau o Gay terminan contrato en 2019 y, sobre todo, puede darse la salida de Gregg Popovich.

El entrenador ya está al cargo y lleva meses trabajando como entrenador jefe del Team USA, con quienes estará en el Mundial del próximo verano. Llevamos bastantes meses con el runrún, con el rumor de que Pops dejaría San Antonio para viajar por Estados Unidos y dedicarse plenamente a su nuevo cargo. Esta baja sí que sería definitiva y marcaría un antes y un después. Uno muy duro.

Muchos años han pasado y muchos textos se han escrito sobre su declive. De cómo la década de 2010 les dejaría en fuera de juego. Y casi otra década después se confirma: el canto del cisne llega a tierras tejanas. Como si de la fábula del griego Esopo se tratara, no es ni Tim Duncan, ni Tony Parker, ni Manu Ginóbili quien realiza el último canto de los Spurs.

El grito final antes de morir le corresponde al verdadero héroe, al gestor y trabajador incansable que apunta éxitos desde 1997. El canto del cisne llega a San Antonio. Gregg Charles Popovich alzará el último vuelo en busca de un nuevo milagro, de un nuevo clínic de baloncesto.

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