Trae Young y John Collins: del ‘hate’ al olvido para terminar en ebullición

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John Collins y Trae Young

Durante la temporada 2005-2006, los Hornets, por aquel entonces de Nueva Orleans, se ubicaron temporalmente en Oklahoma por el desastre del huracán Katrina. Era la temporada rookie de un joven Chris Paul, que conocería a un niño de 7 años destinado a callar bocas. Un niño que siempre acudía con su padre a los partidos locales de OKC.

No fue su único encuentro. Mientras que Paul labraba su nombre entre los mejores de la NBA, ese niño crecía y veía en el base una referencia. Diez años después, en noviembre de 2016, aquel niño había crecido. Era un adolescente en su año senior en High School  y su objetivo era encontrarse de nuevo con Chris Paul en la visita de los Clippers al Chesapeake Energy Arena.

Aquella noche conectaron de verdad por primera vez, pese a conocerse de forma previa. Un chico de 17 años lograba impresionar a uno de los mejores bases de la historia del baloncesto. Trae Young conseguía que uno de sus ídolos comenzase a ser su mentor.

Ese fue el inicio del camino para Young, pensaréis muchos, ahora uno de los jugadores más mediáticos de la NBA por su espectacular rendimiento como rookie y el traspaso de la noche del Draft que involucró -y vinculó para el resto de sus carreras- a Luka Doncic. Nada más lejos de la realidad.

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Trae Young siempre ha luchado contra los haters. Siempre escuchaba que con ese tamaño sería incapaz de llegar lejos. Y continúa escuchándolo. Solo su abuelo, con quien tenía una relación muy cercana, le repetía una y otra vez que llegaría. Que alcanzaría el sueño de la NBA.

La charla con Paul en noviembre de 2016 despertó en él preguntas que hasta ese momento no se había planteado. “¿Cuál es tu motivación intrínseca para jugar al baloncesto?”, preguntó Chris. Cuestión a lo que un chico de 17 años evidentemente no supo qué contestar.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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¿Cuál es tu motivo? Juegas por la fama. O quizás por el dinero. Por hacerte un nombre, por las victorias, por construir un legado… Poco después de aquella charla con Paul, Young visitó a su abuelo en el cementerio. Allí, sobre la tumba, dejó un brazalete con el lema “What is your why?

Desde aquel día me siento diferente y empecé a pensar en el baloncesto de forma diferente. Esa noche me di cuenta que no juego por mí. Juego por y para otros”, contaba hace unos meses el ya base de los Hawks al periodista Chris Kirschner.

Baloncesto por y para otros en Atlanta

Resulta irónico que Trae Young juegue para los Hawks. Una franquicia cuyo logo y apellido se refiere a un halcón. Un equipo que pone el gañido del halcón después de cada triple local anotado y cuya estrella sufre de ornitofobia (miedo a los pájaros).

No entiendo muy bien qué hace una persona cuando un pájaro le ataca. Tampoco sé cómo atacan a un humano. Ponen sus garras en tu cara, abren las alas… Cuando abren las alas, ¿qué se supone que hay que hacer? Me asustan. Y luego están los grandes. Esos son mortales para mí. No me puedo meter con ellos. He tenido pesadillas con pájaros”, confiesa Young.

Lo cierto es que se podrían tirar muchas bromas. Hablar de cómo Trae Young despliega sus alas y crece en estos Hawks. O de que el cielo es el límite para él. Pero sinceramente, no creo que os interesen mucho. Y a mí, personalmente, me interesa más lo que ofrece Trae como jugador junto a John Collins en Atlanta.

John Collins y Trae Young

Tienen 20 y 21 años y ya forman una de las mejores parejas ofensivas de toda la NBA. Trae y John ponen a Atlanta de nuevo en el mapa del baloncesto. Después de reciclar rápidamente el proyecto de Horford, Millsap, Korver y Budenholzer, los Hawks tienen uno de los equipos más intrigantes de la competición.

Sí, ahora pierden muchos partidos. Mientras escribo estas líneas marchan con un balance de 25 victorias y 48 derrotas, el quinto peor de toda la NBA. Cabe destacar que su grupo de jóvenes es uno de los de mayor potencial y que, al estar en la Conferencia Este, solo se quedan a unas 10 victorias de competir por los Playoffs.

Trae es el mediático, pero también el maltratado. John es el olvidado, uno de los grandes secretos a voces de la Liga. Se merecen hablar de ellos, de Atlanta y del proyecto que está montando el general manager Travis Schlenk, uno de los responsables de los imparables Warriors de Curry y Durant.

Nash y Stoudemire, versión ‘Moreyball’

Es la primera comparación que me viene a la mente cuando veo a estos dos jugar el ‘pick-and-roll’. De hecho, una de las comparaciones más habituales de Trae es Steve Nash y Collins se asemeja a un estilo finalizador-reboteador al más puro estilo ‘Stat’ en sus primeros años, quizás con un punto menos de destrucción a la hora de finalizar, pero con más verticalidad.

Un par de datos de los que impresionan. Trae Young promedia en 2019 (36 partidos) más de 21 puntos, más de 8 asistencias y más de 4 rebotes, con un 38% en triples. Cifras que mejoran según avanzan las semanas.

El segundo dato, de Collins. En los últimos 30 partidos, desde el 8 de enero, promedia 21 puntos, 10 rebotes, más de una asistencia y un triple por encuentro, con una serie de 57% en tiros de campo, 40% en triples y 79% en libres. Y se queda clavado en los 30 minutos. Como digo, el gran olvidado.

Las estadísticas ofensivas básicas de estos dos reflejan su impacto en pista. Juegan realmente muy bien en ataque. Son inteligentes, saben jugar en equipo y tienen carácter. Eso sí, en la NBA no basta con dos enormes jugadores ofensivos. Y ellos mismos y los Hawks lo saben.

Estos dos (Young y Collins) no nos van a llevar a un campeonato ellos solos. Es el vestuario el que dará la oportunidad de conseguirlo. Es muy bonito ver cómo todos nos conocemos y vamos trabajando mejor”, cuenta Vince Carter, el más veterano.

Razón no le falta. Los problemas de Trae al principio de temporada se debían principalmente a dos motivos: los marcajes del rival y la falta de química con los compañeros. Young llegó a la NBA con el mayor cartel de ‘hype’ del Draft. A él le conocían de sobra, todo lo contrario que a Luka, y todas las noches recibía marcajes y defensas especiales.

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Con tiempo para compenetrarse, entenderse y asimilar los cambios de sistema introducidos por Lloyd Pierce, Trae y John hacen números y hacen funcionar el ataque de Atlanta con facilidad.

Fijaos con que soltura rinden, en especial Collins, que el propio Pierce desconocía la actuación de su jugador tras un partido contra Minnesota a finales de febrero. Pierce pensó que sería un partido más del jugador de segundo año. Cuando comprobó el ‘box score’ al final del partido descubrió su anotación: 34 puntos.

Sentí su partido como una actuación ordinaria para un chico de 21 años. Esa es su facilidad. También garantizo que Trae no tardará mucho en conseguir partidos de 20 asistencias, decía Pierce.

Young recibe comparaciones con Nash o Curry. Podemos decir que es mejor pasador que el segundo y mejor tirador que el primero. Su visión de pase y capacidad para hacer jugar al resto son extraordinarias. Además de subir varios escalones el entretenimiento con sus skills, las fintas que realiza y los cambios –tanto de mano como de ritmo/dirección-. Para enseñar a los chicos en cantera.

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Pese a recibir comparaciones con Nash o Curry, su carácter se asemeja más al de animales en la pista como Chris Paul o Isaiah Thomas. Es muy competitivo, algo que destacan las estrellas de la NBA que han compartido momentos con él.

Tras el primer enfrentamiento entre Hawks y Rockets de la presente temporada, Mike D’Antoni se acercó a Chris Paul para compartir una observación: “este chico sabe jugar”.

Claro que puede, yo ya lo sabía. Lo sabía porque es ultra competitivo. Es divertido de ver por su habilidad con el balón. Eso es lo que la gente recordará cuando le vea. Su manejo de balón”.

John Collins es un finalizador. No requiere ni botes ni toques de balón para anotar y las declaraciones de Pierce sobre los 34 puntos contra los Wolves lo confirman. Corre la pista con facilidad, destaca su verticalidad, olfato de rebote y un tiro muy mejorado.

La punta de lanza ideal para un soldado de diestra puntería como Trae Young. El combo perfecto para repartir y anotar. Lanzar un balón hacia el tablero mientras Collins corta es garantía de puntos. Aquí, 35 contra Chicago en 29 minutos con una serie de 14 de 16 en tiro.

Y por cierto, que también quería añadirlo. Me vuelve loco la capacidad que tiene Young de pasar con ambas manos. Esto es algo que ya vimos en la universidad, pero de verdad, no debe pasar desapercibido.

Tan maravillosos en ataque como negativos en defensa

Lloyd Pierce llegó como nuevo entrenador jefe el verano pasado desde Philadelphia. En los 76ers tenía el rol de entrenador asistente defensivo y fue clave para la construcción del monstruo que es Joel Embiid atrás.

Al firmar con los Hawks lo primero que podíamos esperar era una mentalidad defensiva. Un enfoque rudo atrás para hacer de un equipo con pocas piezas de calidad un entramado defensivo decente. O al menos sentar las bases para el futuro a medio plazo.

Y es curioso, pero la defensa de Atlanta es difícil de empeorar. Tienen a tres de los peores defensores de la NBA en sus posiciones, tanto por estadísticas como al verlos en partidos, en Taurean Prince (impresionante como ha hundido su rendimiento atrás) y los propios Trae y John.

Es imposible presentar una defensa decente cuando el quinteto que más tiempo pasa en pista (Young, Huerter, Prince, Collins y Dedmon, 597 posesiones) cuenta con dos rookies con limitaciones físicas, dos jugadores de segundo año con aptitudes y poca actitud atrás y un veterano que puede defender por encima de la media.

Este quinteto anota 111,9 puntos por cada 100 posesiones y se sitúa en el 51 percentile. Un ataque ligeramente superior a la media. ¿El problema? Que encaja 121,2 puntos, un 11 percentile. Para que os hagáis una idea, la peor defensa global de la temporada es la de Minnesota con menos de 118 puntos en contra por 100 posesiones.

Sin Trae ni Collins la defensa mejora. Hay piezas como Bembry que aportan seriedad atrás. Cuando ambos coinciden en el banco (1.824 posesiones) la defensa de los Hawks mejora hasta los 112,3 puntos recibidos, un 33 ‘ercentile. Es decir, continúa siendo horrorosa, de lo peor de la NBA, pero mejora la anterior cifra. Eso sí, el ataque también se resiente (102,7 puntos a favor) y el balance sale peor.

La gerencia debe tratar la defensa como prioridad en verano. Collins tiene el cuerpo para ser un excelente defensor y vemos ‘flashes’ de lo que puede llegar a ser. El que lo tiene más complicado es Young, con unas limitaciones físicas evidentes.

Esto no significa que ganar con él sea imposible. O incluso plantear buenas defensas. Jugadores como Harden o Curry han estado años siendo negativos para sus equipos atrás, que han sido capaces de construir enormes sistemas defensivos a su alrededor.

Hay mucho a solucionar. La defensa colectiva es terrible y con unos minutos de Atlanta se nota. Las segundas ayudas inexistentes, ayudas que sobran por fallos –o falta- de comunicación, desconexiones… La asignatura pendiente de los Hawks.

El futuro de los Hawks pasa por Trae Young y John Collins

John Collins y Trae Young

También por Kevin Huerter. No podemos dejar de lado al ginger Klay versión Hawk, que parece recién salido de una serie de instituto de Netflix. Un auténtico tirador demostrando ser mucho más que un tirador.

A la columna vertebral Young-Huerter-Collins buscarán añadir a Zion Williamson en el Draft (10,5% de pick 1) y rezan para que la elección de Dallas quede por debajo del pick 5. Es la ronda que envió Dallas en el traspaso por Doncic: se lo quedan los Mavs si está entre el 1 y el 5. Por debajo es para Atlanta.

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La lotería de este año será a priori más divertida con el nuevo reparto de porcentajes. Existen mayores probabilidades para las sorpresas y los Hawks se juegan mucho (no son los únicos). Puede ser una noche que cambie el rumbo de la franquicia.

En esta simulación de la lotería en Tankathon (si os aburrís podéis echar aquí un rato) Atlanta subiría dos puestos con su propia elección y mantendría el de Dallas. Picks #3 y #6. Noche mágica y opción para elegir o traspasar con los picks.

Todavía queda mucho para la lotería y resta algo de temporada regular. Si habéis visto poco de los Hawks, dadles una oportunidad. Son muy entretenidos en ataque y el ritmo de juego es muy elevado. Ver a Trae Young y a John Collins siempre merece la pena, además del excelente trabajo que están haciendo desde la organización.

Pelean, compiten y trabajan cada noche. Pueden defender como equipo a tramos y en ataque encajar parciales bestiales. Y de vez en cuando te regalan noches tan extrañas como vibrantes. Esta misma madrugada, victoria en casa ante unos Utah Jazz de Playoffs.

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Si Trae Young impresionó tanto a Chris Paul por algo sería. Y no pienso ser yo quien le lleve la contraria, más ahora que tiene una opción real de disputarle a Luka el ROY. Es curioso, pero precisamente el jugador que tanto hate despertó hacia los Hawks el pasado mes de junio es ahora el principal motivo para quedarse a verlos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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