La noche del Draft es probablemente uno de los momentos más mágicos de cualquier temporada NBA. El evento que marca el inicio de una carrera en esta liga y que, sin lugar a dudas, impregnará el devenir de ese joven en los años venideros.
Una de esas noches en las que todo cambió para siempre se produjo un 27 de junio del año 2001. Los Lakers acababan de apear a los Sixers en las Finales consiguiendo su segundo título consecutivo con un Shaquille O'Neal a la altura de los más grandes. En el otro lado del tablero, los Washington Wizards habían terminado su temporada unos meses atrás con un triste 19-63 de balance que les otorgó el derecho a elegir los primeros en ese 27 de junio bajo los focos del Madison Square Garden.
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Mientras, a miles de kilómetros de La Meca, un imberbe y esquelético jugador del FC Barcelona de apenas 20 años lideraba a los suyos a barrer de forma imperial al Real Madrid de Raül López y Sasha Djordjevic por 3 a 0. El espigado Pau Gasol se coronaba como MVP de la Final después de conseguir el mismo galardón en la Copa del Rey en un partido de infarto ante los madrileños.
El escepticismo con respecto a los jugadores europeos seguía presente en la NBA y las intentonas por parte de los jóvenes del Viejo continente, aunque incipientes, no eran respondidas de manera recíproca al talento que atesoraban. La explosión de Dirk Nowitzki en el año 2000 allanó el camino a otros como el propio Pau con un hecho que en aquel momento parecía impensable.
Los diferentes mocks le proyectaban entre el 8 y el 10, nada descabellado para aquella época, pero lo que sucedió más adelante trastocó todos los planes y aceleró el movimiento de piezas del tablero.
Los Wizards, como decíamos, se hicieron con el pick 1 y, siguiendo la tendencia imperante del momento, utilizaron su elección en un pívot proveniente de High School como fue Kwame Brown (4.7 puntos en su primer año) y con la elección número 2 otro adolescente salido de instituto como Tyson Chandler. Atlanta era la siguiente franquicia en elegir y tomó la determinación de lanzarse al océano para después hacer uso del salvavidas.
Con el pick 3 elegían al "flacucho" español, la sensación europea que venía con dos MVPs bajo el brazo y con el cartel de lo que hoy llamaríamos unicornio. Rápido, escurridizo y con la habilidad suficiente para jugar de fuera adentro sin ningún problema. Minutos después de la decisión del GM, Pete Babcock, los Hawks reculaban y cambiaban su hoja de ruta. Preferían presente a construir futuro e intercambiaron a una incógnita como era Pau Gasol por el jugador franquicia de los Vancouver Grizzlies: Shareef Abdul-Rahim que en la siguiente temporada sería All-Star.
"Queríamos adquirir talento con esta elección (Pau Gasol) que nos hiciera mejor equipo de lo que somos en los próximos 5 años", decía Babcock. "No tenemos que esperar ahora con Shareef para desarrollar el talento y él va a ser muy bueno ya que solo tiene 24 años", afirmaba. Junto a ambos iban en el pack el tristemente desaparecido Lorenzen Wright y Brevin Knight a cambio de Abdul-Rahim y el pick 27.
La carrera de Gasol sufría un cambio brusco. Primero cambiaba Barcelona por Atlanta y más tarde esta por Memphis, el nuevo destino de los Grizzlies, que abandonaban Canadá con una mano delante y otra detrás. Muchas dudas e incógnitas surgieron alrededor del español. Un interior blanco, que, además, era europeo y que jugaba abierto. Una verdadera locura para aquel momento de transición dentro del baloncesto NBA. Un perfil de jugador que estaba destinado a revolucionar el juego y que tan solo 5 años después sería el tipo de jugador hegemónico.
"Desde el mismo momento en que el comisionado de la NBA, David Stern, desde el escenario del teatro del Madison Square Garden anunció su nombre y le estrechó la mano para sellar ante los millones de telespectadores, se abrió una nueva época para el baloncesto en España, que por fin tendrá una referencia en la mejor Liga del mundo". Así lo relataba Robert Álvarez para EL PAÍS en ese junio de 2001. Una sentencia premonitoria de lo que se avecinaba para nuestro baloncesto y que irrumpiría en la NBA como un torbellino.
El tiempo daría la razón a Billy Knight, hombre responsable de las operaciones en los Grizzlies, que vio en Gasol la oportunidad de reflotar el equipo en un nuevo lugar. Meses después le devolvería esa confianza en forma de Rookie del Año, el primer y único europeo en lograrlo hasta la fecha. No así para los Hawks, que no entrarían en Playoffs hasta 2008, ya con Joe Johnson y Josh Smith en el equipo.
Esa mágica noche de 2001 cambió el destino del baloncesto español y de la carrera de Pau Gasol. Casi 18 años después parece que haya pasado un siglo de aquel instante en el que David Stern pronunció su nombre. 18 años en los que todo ha cambiado y parece anacrónico, propio del vertiginoso paso del tiempo.