José Manuel Calderón afronta su 14ª campaña NBA en la ciudad y franquicia donde comenzó su carrusel de mudanzas en febrero de 2013, Detroit Pistons. Después pasar sus primeros siete años y medio en Toronto, el base extremeño ha pasado por seis equipos en una horquilla de cinco temporadas y media. Eso sin contar su frustrado fichaje por los Warriors en febrero de 2017. Pistons, Mavericks, Knicks, Lakers, Hawks, Cavaliers y de nuevo Pistons. Se cierra el círculo, por el momento, en la Motown tras el acuerdo alcanzado este verano por el mínimo de veterano (2,4 millones y un año).
Here we go! Ya estamos!
Season # 14th! Temporada n°14!
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— jose manuel calderon (@JmCalderon) 24 de septiembre de 2018
Nada tienen que ver los actuales Pistons con aquellos en los que Calde estuvo los últimos meses de la 2012-13. Ni siquiera el pabellón es el mismo tras la mudanza desde el Palace de Auburn Hills al flamante Little Caesars Arena del downtown de la mayor ciudad de Michigan. Después de disputar el pasado junio sus primeras Finales, hubo quien se sorprendió con su decisión de regresar a Detroit en vez de esperar alguna otra oferta de un equipo aspirante. Quizá no sólo ayudo el hecho de conocer la organización, sino también volver a trabajar a las órdenes de Dwane Casey, quien fuera su técnico durante su último curso y medio en Canadá. El desastre (otro más) en los últimos playoffs ante los Cavaliers de LeBron James -y de José Manuel- propició el cese de Casey. Apenas unas semanas después de liderar la Conferencia Este y unas semanas antes de ser nombrado oficialmente Entrenador del Año.
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Concluida la era Stan Van Gundy, los Pistons tratan de resetearse sin partir de cero. La mejor prueba de ello es el sorprendente traspaso mediante el cual se hicieron con Blake Griffin el último enero. Renunciaron a una reconstrucción desde la base a pesar de haber pisado una única vez la postemporada desde 2009. No ganan un encuentro de playoffs desde 2018. Con el mencionado Griffin como cabeza de cartel de un elenco en el que también sobresalen Andre Drummond y Reggie Jackson, los Pistons deberían hacerse con uno de los últimos billetes para las eliminatorias por el anillo. No están entre los favoritos ni en el segundo escalón de un Este que por primera vez no tendrá al Rey LeBron, pero por plantilla como mínimo tendrían que pelear por extender su temporada más allá de mitad de abril.
¿Dónde aparece José Manuel en esta ecuación? En principio parte como tercer base del equipo. Jackson e Ish Smith se repartirán buena parte de los minutos. No obstante, los casi crónicos problemas físicos de Reggie le acabarán abriendo un puesto en la rotación de Casey. La dureza de las largas temporadas NBA acaban ofreciendo a todos una oportunidad. Algo que Calderón sabe a la perfección. Maestro en nunca bajar la guardia, no hacer un mal gesto y estar siempre preparado para cuando llegue el momento. Lo que vivió el año pasado en Cleveland es el perfecto paradigma. Tapó las bocas de ciertos críticos siendo importante en distintos momentos de la temporada. Como premio mayor se ganó su primer viaje a las Finales y, mejor aún, distintos elogios de su compañero LeBron James.
La experiencia de Míster Catering es un grado en cualquier vestuario. Su sobriedad, control y entendimiento del juego un seguro sobre el parqué. No nos engañemos, seguramente su rol no le situará bajo los focos. Pero cuando disponga de minutos podemos asegurar que cumplirá con su solvencia habitual. Cuida el balón al máximo (garantía de pocas pérdidas), es capaz de encontrar la ventaja en el pick&roll y su muñeca supone una amenaza exterior. En defensa, la lógica pérdida de explosividad en el tren inferior que dictan sus 37 años recién cumplidos, la continuará supliendo con su inteligencia y profesionalidad. Esa que le lleva a trabajar y cuidarse con la ilusión de un recién llegado.
Calderón quiere cumplir el sueño de vivir 15 temporadas consecutivas en la mejor Liga del planeta. Ahora tiene por delante su penúltimo escalón en la NBA.