Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 estaban llamados a ser el final de una etapa más que gloriosa para la Selección española, la cuestión era saber hasta dónde llegarían. La preparación y los dos primeros partidos de la Fase de grupos hicieron pensar que las medallas eran posibles, pero una serie de resultados cruzados hicieron que la derrota ante Eslovenia significase medirse a Estados Unidos en Cuartos de final, donde podrían punto y final a su periplo olímpico. Los de Sergio Scariolo fueron nuevamente apeados por el Team USA por quinta ocasión consecutiva y se quedaron por primera vez desde 2004 sin optar a medallas.
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De este modo se abre un proceso de reflexión y una nueva era para el combinado nacional que se despide oficialmente de Pau y Marc Gasol, con las dudas al respecto de veteranos como Rudy Fernández, Ricky Rubio, Sergio Llull y Sergio Rodríguez. Al mismo tiempo, es momento de mirar al futuro con la presencia de figuras jóvenes como Juancho y Willy Hernangómez, Alberto Abalde o Usman Garuba, entre otros.
Fin de ciclo
La eliminación trajo consigo un secreto a voces: ni Pau ni Marc Gasol regresarían con la Selección. Ambos lo confirmaron una vez terminó el partido en declaraciones elegantes que hacen justicia a la carrera realizada con España. "Este fue mi último partido con la Selección. El simple hecho de estar de vuelta, jugar, competir a este nivel es un enorme éxito. Estoy agradecido, una vez más, de todo lo que he vivido", aseguró Pau. "Los jóvenes tienen que jugar y para que puedan los más mayores tenemos que quitarnos de en medio", añadió Marc.
No obstante, estas dos retiradas no podrían ser las únicas puesto que Rudy Fernández ya tiene 36 años y en los siguientes Juegos Olímpicos habrá cumplido 39, puesto que será en 2023 en París. El escolta del Real Madrid solo se ha perdido un compromiso con la Selección en toda su carrera, siendo el Eurobasket de 2017 su única ausencia. A esta potencial baja podría añadirse las de Sergio Rodríguez (35 años) y Sergio Llull (33), dos figuras que han sido claves en la última década, añadiendo explosividad y puntos en la segunda unidad, siendo vital este último en la consecución del Mundial de 2019.
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El problema de estas potenciales bajas es que, pese a su veteranía, todos ellos habían sido fundamentales en la composición del equipo nacional, aplicando su experiencia y talento en cancha, algo que resulta vital en el baloncesto FIBA por la gestión de las emociones y los tiempos.
Todo el peso de la Selección recaerá sobre un Ricky Rubio que ha vivido su explosión particular en estos Juegos Olímpicos, asumiendo un rol anotador que ya delineó en China en 2019 y que ante Estados Unidos alcanzó su máxima expresión. El base de los Cavs se fue hasta los 38 puntos, logrando la mejor marca anotadora de la historia de España en la cita olímpica, dejando atrás al propio Pau Gasol (37 ante China en 2004). No obstante, no se puede olvidar el factor familiar en el caso del catalán, quien tuvo dudas al respecto de acudir o no con España a Tokio y que en los siguientes Juegos ya tendrá 33 años. Mirando a otros jugadores experimentados resulta complicado ver a Nikola Mirotic o a Serge Ibaka regresando con la Selección española por su contexto personal y el momento de su carrera en el que se encuentran.
Lo más positivo para España es el hecho de que podrá seguir contando con uno de los grandes activos del equipo como es Sergio Scariolo, quien tiene contrato hasta 2024, y tendrá el encargo de darle sentido y forma a la nueva etapa que se avecina.
Relevo generacional
Estos Juegos Olímpicos han sido la mezcla perfecta entre veteranía y juventud. Si una puerta se cierra, una ventana se abre y la Selección cuenta con jugadores de futuro en los que confiar. En la etapa que se va a iniciar se va a pasar de los hermanos Gasol a los hermanos Hernangómez, quienes son el pilar del equipo nacional por su polivalencia y juventud pues Willy tiene 27 y Juancho 25 años. Lo más relevante de los Hernangómez es que con el paso de los torneos y las temporadas han demostrado tener un amplio techo en el baloncesto FIBA, mejorando en cuestiones defensivas y ganando experiencia a cada minuto que juegan. Con ambos en cancha se asegura la presencia de un juego interior moderno y versátil que pueda encajar en un futuro a largo plazo.
Junto a ellos aparecen dos perfiles que han debutado en estos Juegos con muy buenas sensaciones como son Usman Garuba y Alberto Abalde. En el caso del ala-pívot elegido por los Rockets ha destacado su fantástico encaje defensivo, desempeñando un gran trabajo pese a tener únicamente 19 años y realizando acciones para el recuerdo como varios tapones clave. Su techo es alto, especialmente en ataque donde ha sumado un 1 de 7 en tiros de campo en todo el torneo y el paso de las temporadas ayudarán a desarrollar un lanzamiento exterior sólido. Mientras, Abalde cuenta con las aptitudes necesarias para ser el relevo perfecto de Rudy Fernández. Un exterior con impacto en ambos extremos del campo y que puede marcar las diferencias desde la larga distancia como probó ante Eslovenia con 4 de 7 en triples.
La cuestión en el puesto de base será clave, pues en el baloncesto FIBA se precisa de un director de juego completo, que pueda anotar, crear juego pero también defender. El recambio al Chacho debería ser Carlos Alocén, que ya tuvo su oportunidad en la preparación y a sus 20 años está avanzando a pasos agigantados en la élite. Junto a Ricky Rubio en el próximo torneo podría ser la dupla perfecta para el futuro.
El resto de la plantilla a futuro debería seguir compuesta por aquellos que más experiencia han ido acumulando a lo largo de los años ocupando un segundo plano, pero que ahora deberán dar un paso adelante. Nombres como Víctor Claver, Álex Abrines, Darío Brizuela, Xabi López-Arostegui o Sebas Sáiz. Además, otros llamados a unirse a la Selección como Santi Aldama, Jonathan Barreiro, Santi Yusta o Sergi Martínez.
España deberá pasar un proceso de adaptación, reconstrucción y desarrollo antes de poder aspirar a volver a competir por grandes resultados.
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