El día que Pau Gasol destrozó a Francia para salvar a un país entero

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pau gasol france 2015

El Mundial 2014 presentaba el mejor escenario para que España rompiese el orden establecido. Las finales olímpicas de 2008 y 2012 eran el precedente en el que apoyarse. El Team USA viajaba aquel verano con una plantilla menos potente que las de Londres o Pekín, aunque de altísimo nivel. La Selección tenía la oportunidad de ganar el oro en casa y de hacerlo ante el mejor equipo del planeta.

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José Manuel Calderón, Sergio Rodríguez, Ricky Rubio, Juan Carlos Navarro, Sergio Llull, Alex Abrines, Rudy Fernández, Víctor Claver, Felipe Reyes, Serge Ibaka, Marc Gasol y Pau Gasol. La plantilla era potentísima. España jamás ha juntado tanto talento, tanta experiencia y el potencial dominio interior, básico en su plan de partido, como en este equipo. Y sin embargo, terminó en fracaso.

Juan Antonio Orenga, el seleccionador de aquel equipo, recibió la mayor parte de culpas. Su gestión de los minutos fue cuanto menos cuestionable, incomprensible sin conocer los entresijos del vestuario. La Selección pensaba en una final contra Estados Unidos y una Francia herida por las bajas cortó el sueño en cuartos de final. Sin duda, una de las derrotas más dolorosas de la historia de nuestro deporte.

pau gasol france 2015

La sensación de enorme decepción, de oportunidad perdida. El enfado de Felipe Reyes sin jugar, que acudió a la cita por petición de Orenga. El mal estado de Marc Gasol, que acaba de estrenar paternidad y comunicó al entrenador que estaba fuera mentalmente por la situación. La mayoría de críticas golpearon con justicia a Orenga, que terminó su etapa con la Selección.

Regresó Sergio Scariolo, respetado por todos dentro de La Familia, aunque todavía con ciertas voces críticas en su contra. Así, España encaminaba hacia el Europeo 2015 sin expectativas. El dolor de la derrota en casa todavía era reciente. Pensar en otro éxito era imposible, más contando las bajas de Calderón, Ricky, Abrines o Marc para el torneo disputado en territorio francés.

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Por contrapartida, los galos venían del inesperado bronce del Mundial y cargaban con su plantilla más poderosa y física. El objetivo era recuperar la gloria continental que desde hace más de un lustro controlaba España, el gran enemigo y última víctima de "Les Bleus".

Así, el 17 de septiembre de 2015 se veían de nuevo las caras por un puesto en la final. Francia era considerado favorito con ventaja, pero el factor Pau lo condiciona todo. Tenía 35 años y venía de su mejor temporada a nivel individual en la NBA: 18,5 puntos, 11,8 rebotes, 2,7 asistencias y 1,9 tapones en 34,4 minutos con 49% en tiros de campo. Y Francia pagó la venganza.

Todo aficionado al baloncesto español recuerda ese partido. Es más, es muy posible que sea guardado con más cariño que ningún otro. Pau devolvió la esperanza cuando hacía tiempo que se consideraba perdida. La herida del Mundial estaba abierta y evitaba soñar. La última vez que lo hicimos el resultado fue descorazonador. Si existía algún jugador capaz de ilusionaros de nuevo era sin duda él.

Gasol afrontó el partido con alma de líder. Tuvo de menú a un Rudy Gobert al que los árbitros permitieron muchos contactos al jugar en casa. Pau no vaciló. Siguió como un martillo pilón para derrumbar el muro francés mientras desde las murallas le lanzaban piedras insuficientes. Pau aquel día fue enorme, más grande que nunca, y haría falta algo mucho más grande para derribarle.

Su explosión en los minutos finales, en la prórroga. El pulso de la sangre se notaba en la cabeza. El corazón, a mil. Los gritos de Pau, pedir las faltas que no señalaron, esos golpes al pecho. Los gritos de rabia y de liberación. Aquel día Pau descendió a los infiernos y levantó un país entero. Era el escenario perfecto para que uno de los mejores FIBA de toda la historia firmase la actuación más grande de su legado, la más dominante.

Cinco años han pasado ya y la piel se sigue poniendo de gallina recordando ese agónico y maravilloso 17 de septiembre de 2015. Revisar los vídeos emociona, sin duda, pero solo con cerrar los ojos sirve. Solo con respirar hondo y dibujar a Pau en la cabeza. Porque aquel día Gasol fue más grande que nunca y dejó escrito en los libros de historia uno de los episodios más sensacionales de la historia del deporte.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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