Diez años del último anillo de Pau Gasol con Los Angeles Lakers:el salvador del séptimo partido

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Restaban 11,7 segundos en el marcador y Boston Celtics tenía en sus manos una última oportunidad de acortar distancias en un intento a la desesperada por forzar la prórroga. La larga secuencia de bloqueos derivó en que Paul Pierce recibiese casi sin espacio y pegado a su pasador, Rajon Rondo, al que automáticamente le devolvió la pelota mientras este iba directo hacia la esquina.

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Fintó, Lamar Odom cayó en el engaño, pero rápidamente se recuperó para elevarse en un lanzamiento que apenas rozaría el aro. Al acecho acudió adelantándose al resto de jugadores sobre el parqué un Pau Gasol que había completado uno de los mejores partidos de su carrera, no tanto en lo numérico, pero siendo el pegamento de los Lakers, el pilar que unía a la defensa y mantenía a raya a Kevin Garnett.

Aquel sería su 18º rebote del partido, ¿qué importancia tienen los números llegados a este punto? El balón capturado fue hacia Odom y este se desquitó del esférico lanzándolo a campo ofensivo donde Bryant corría como un poseso hacia él. Los Lakers eran campeones de la NBA, otra vez, y encima ante los Celtics, aquellos que les arrebataron la gloria en 2008. En esos últimos instantes mágicos el tiempo se ralentizaría a la par que se volvería frenético. Un ir y venir de flashes y la clásica invasión de campo mientras el confeti caía desde lo más alto del Staples Center. 

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Y apareció Pau

kobe bryant pau gasol

Las cámaras enfocaron a un Gasol que rompía a llorar mientras se abrazaba con su compañero Andrew Bynum en un mar de gente. Su trabajo a lo largo de todo el partido, de toda la serie y, en definitiva, de toda la temporada valía su peso en oro y servía como recompensa final a un largo camino iniciado años atrás. 

"No podríamos haber ganado sin él", diría Phil Jackson del impacto del catalán en el resolutorio séptimo encuentro en los momentos posteriores a la coronación del campeón. "Jugó el tipo de partido bajo los aros al que nos tiene acostumbrados en los Playoffs. Pau es un pasador extremadamente bueno y es capaz de crear jugadas lejos de su posición", añadió el técnico.

Y es que el interior dio un paso adelante en uno de los partidos más competidos, igualados y batallados de la historia de las Finales. Porque aquel séptimo fue una oda a la defensa o más bien al entorpecimiento del ataque. Pues los Celtics consiguieron reducir al máximo el juego de postes de sus rivales colapsando la pintura y persiguiendo sin cesar al manejador, mientras que los angelinos neutralizaban todo intento de bloqueo directo saltando al trap con Odom y Gasol. Solo así se entiende que se diesen guarismos inéditos en años en un encuentro por el título con 14 puntos de Lakers en el primer tiempo, la menor desde las Finales de 1995 (Orlando Magic) y la anotación más baja en un 7º desde 2005.

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Los vítores y los aplausos irían para Bryant, nombrado MVP de la eliminatoria, pero sin la determinación de Gasol en los últimos 12 minutos de juego el anillo podría haber acabado teñido de verde pues a falta de un cuarto estos seguían por delante (53-57), con un Rondo imposible de detener, con Kobe negado de cara al aro (3 de 17 en tiros de campo) y sin que el juego fluyese.

Solo las aportaciones de Artest y las acometidas de Odom parecían mantener a los de oro y púrpura en la lucha. Así, el de Sant Boi saltó a escena para despertar a los suyos y liderarles al triunfo, algo que comenzó con una primera canasta para romper la mala racha. A esto le siguió un incisivo trabajo bajo los aros, peleando en cada lanzamiento, palmeando todo lo que pasara por encima suyo y demostrando a sus críticos que en los momentos decisivos tenía la sangre fría, anotando 5 de los 9 intentos desde la línea de tiro libre.

19 puntos, 18 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones en 42 minutos. Toda esa conjunción de números y datos pierden sentido ante el impacto que tuvo, porque esas estadísticas no reflejan del todo la verdadera huella que Gasol tuvo en la consecución del triunfo. El baloncesto es algo más que un acta numérica y aquel séptimo fue el mejor reflejo.

"Esta noche es muy especial, una noche de felicidad, de satisfacción, de muchas emociones", decía todavía con la equipación puesta ante los micrófonos de TVE al acabar el partido. "Es la culminación de una temporada larga, dura pero a la vez muy exitosa".

"Yo creía en nuestras posibilidades en todo momento", argumentaba. "Sabía que no estábamos jugando un buen partido ofensivamente, que no estábamos muy finos la verdad. Nos hemos mantenido con opciones hasta el final y hemos luchado como lobos y jabatos y hemos tenido la recompensa de ganar el título", finalizó el español.

Pocos podían aventurar que aquel rebote en los aledaños del aro sería la última aportación de Pau Gasol en unas series por el título. Ahí en lo más alto del Olimpo del deporte de la canasta, Gasol miró por encima del hombro a toda una liga que hincaba la rodilla ante el poderío y la solidez de los Lakers. Un segundo anillo para disipar dudas, un séptimo para ganarse el respeto de la competición y el comienzo de una etapa diferente en su carrera en la que se consolidó como uno de los mejores europeos de toda la historia del juego a uno y otro lado del charco.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.