La magia de un jugador de culto: Raül López y una carrera atípicamente brillante

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Raul Lopez

Las historias de gloria y fracaso suelen acabar redundando alrededor de los mismos argumentos, cambiando ciertas partes de la narrativa el desenlace siempre acaba siendo el mismo. La épica del héroe fallido, de la futilidad del talento y cómo se puede deshacer en cuestión de tiempo. Lejos de perfiles que se salieron del camino o no aprovecharon sus oportunidades se origina otra tipología de jugadores cuyo destino era alcanzarlo todo y algo se interpuso, un factor externo (en este caso físico) que condicionó todo y cambió el contexto de ese individuo: las lesiones.

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La historia de Raül López (Vic, 1980) es la cronología de un ascenso meteórico, de un fenómeno difícilmente encontrable en la Europa de final de siglo, sucedido de un momento de colapso físico y desaparición del Olimpo alcanzado para como el Ave Fénix renacer en una segunda juventud como un jugador completamente diferente y depurado para la ocasión.

Sobre un parqué acaparaba todas las miradas, los focos solo alumbraban su paso y su cadencia con el balón. El tiempo ha convertido al primer Raül López en un jugador de culto, de revisionado pausado y de disfrute, como un tarro de esencias al que recurrir y destapar para admirar ese momento de nostalgia y pureza que su baloncesto ofrecía. 

Raül fue el tercer español en cruzar el charco en busca del sueño norteamericano que ofrecía la NBA. Al tristemente fallecido Fernando Martín y al célebre debut de Pau Gasol le sucedió la llegada de López a la mejor liga del mundo. El contexto parecía apacible, pues Utah Jazz era un contexto más cercano al baloncesto europeo y un ecosistema competitivo representado por la perenne figura de Jerry Sloan. ¿El objetivo? Ambicioso. Tomar el testigo de uno de los mejores bases de la historia e imagen de la franquicia de Salt Lake City: John Stockton.

Una trayectoria atípica y donde la historia contrafactual planea de manera constante sobre el base de Vic, apodado como el Mago. Un jugador que hizo soñar a toda una generación de que la imposible figura de Magic Johnson podía llegar a reproducirse a pequeña escala por un chico de 1,82 metros proveniente del este de la península ibérica.

El salto

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El Draft del 2001 pasará a la historia por varios motivos. El primero por la confirmación de la tendencia al alza de los jugadores salidos del High School y cuyo desmesurado talento no siempre se correspondía con rendimiento perdurable que fuese acorde como el caso de Kwame Brown (número 1 elegido por Washington Wizards y número 2, Tyson Chandler, elegido por Clippers). El segundo motivo (al menos para España) por ser la edición del Draft hasta la fecha con más jugadores nacionales elegidos en primera ronda: Pau Gasol con el 3 por Atlanta Hawks y Raül López con el 24 por Utah Jaz z. Un suceso que tardaría ocho años en volver a emularse con las elecciones de Ricky Rubio (pick 5, Timberwolves) y Víctor Claver (pick 22, Blazers) en el año 2009.

Raül López venía de maravillar en el Real Madrid de Sergio Scariolo cuyo rendimiento colectivo no acompañaba al gran nivel que atesoraba una plantilla compuesta por tan singulares nombres como Sasha Djordjevic, Alberto Herreros o los hermanos Angulo. El potencial del talento del Mago de Vic no había pasado desapercibido para el club madrileño que se hizo con los servicios del "jugador más preciado del baloncesto español" tras el traspaso más caro del baloncesto europeo en ese momento.

300 millones de pesetas (que al cambio sería el equivalente a 1,8 millones de euros dejando a un lado la inflación) tuvo que pagar el Madrid a un Joventut que trató de evitar lo inevitable. Una cifra astronómica por un jugador de 20 años en aquel mes de julio del año 2000 cuya presencia en el histórico club de la capital apenas se alargaría dos temporadas antes de ser seducido por la NBA. En esos dos años en los que el conjunto de Scariolo consiguieron llegar a una final de liga (2000, 3-0 contra Barcelona) y una final de Copa del Rey (2000, 77-80 contra Barcelona), López promedió 7,4 puntos, 2,4 asistencias y 1,01 robos en 60 partidos durante dos temporadas.

Su destino en aquel verano de 2002 sería Utah Jazz que le había elegido previamente en el Draft con la mirada puesta en sustituir a John Stockton el cual colgaría las botas al término de la temporada 2002-03. Sin embargo, el destino tenía otras cartas para el de Vic que en la preparación del Mundial de Indianápolis con la selección española sufría una rotura parcial de la ligamentoplastia del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de un injerto biológico que había recibido ese mismo año procedente de un donante fallecido. Una lesión que le obligaría a pasar toda una temporada en blanco pero que no le impidió debutar con los Utah Jazz un año después.

Un 29 de octubre de 2003, un joven de 23 años saltaba a pista en el segundo cuarto ante Portland Trail Blazers. Seis minutos en los que recuperó sensaciones, se quitó una losa de encima y repartió 3 asistencias en un choque que acabó con victoria por 99 a 93. "Lo más importante de todo es que el equipo ha conseguido una victoria importante ante un gran equipo", declaró López para El País . "Mi debut ha sido positivo, primero por he jugado y luego porque creo que hice el trabajo que se me había encomendado, dirigir el ataque mientras que Carlos Arroyo estaba en el banquillo".

Daba comienzo una temporada ilusionante en Salt Lake City que le llevaría a progresivamente ganarse el afecto y la confianza del veterano Jerry Sloan, quien al siguiente partido ante Dallas Mavericks le dio la oportunidad de ser titular, repitiendo en el siguiente partido. López cumpliría varios objetivos en aquel curso, el primero disputar los 82 partidos de la temporada, demostrando que estaba en condiciones de hacer carrera; el segundo, que era capaz de cumplir con las expectativas puestas en él como base de garantías. Brillante como pocas fue la noche del 14 de abril de 2004 , el último encuentro de temporada regular, en donde el de Vic consiguió 25 puntos, 5 asistencias y 2 robos en 30 minutos en el que fue su mejor partido de su etapa NBA.

Raül López ponía el broche de oro a una temporada brillante, en la que había evidenciado una rapidez endiablada sobre bote y una lectura del bloqueo directo muy avanzada para sus célebres 23 años y que auguraba un futuro en el que todo era posible.

La caída

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El verano sirvió para que los Jazz renovasen al base español a pesar de unos dolores en una de sus rodillas cuyo origen los médicos no conseguían diagnosticar. En aquel 2004 López no iría a los Juegos Olímpicos de Atenas después de que la franquicia primase su estado físico más que los deseos del propio base, una cautela que le sirvió para llegar con las pilas cargadas a la apertura de la temporada a pesar de perderse el primer encuentro.

Tras perderse los primeros 21 encuentros por una artroscopia, en sus primeros 13 partidos de temporada, Raül combinó actuaciones de 20 minutos siendo el base principal a pequeñas píldoras de 5 a 10 minutos. A partir de enero iría intercambiando un aumento de la carga física con partidos de descanso por sus constantes dolores. Noches en las que pasaba de conseguir 20 puntos y 11 asistencias como ante los Seattle Supersonics el 26 de enero de 2005 a bajar a tan solo 10 minutos en pista.

Entonces, llegó el fatídico 15 de febrero en Los Ángeles ante los Lakers. 

"Fue una jugada extraña. Estaba defendiendo, parecía todo normal, pero me empezó a doler bastante la rodilla". Su rodilla izquierda dijo basta. Fundido a negro y el telón cayó.

Esa lesión en sus meniscos de la rodilla izquierda, la cual no afectó a sus ligamentos, suponía la cuarta de su corta carrera y que dejó a Raül "desolado" en palabras de Sloan. Esa lesión que le obligó a pasar por quirófano supuso el final de su carrera NBA. En julio la franquicia dirigida por Kevin O'Connor desde los despachos decidió moverse en el mercado para conseguir a Greg Ostertag que volvía a Salt Lake City, lo que suponía la salida de López rumbo a los Grizzlies de Pau Gasol junto a Kirk Snyder y Curtis Borchardt.

Raül López jamás se vestiría de corto en el FedEx Forum junto a Pau, sino que iniciaría un largo proceso de recuperación y burocrático para poder volver a casa. Así, cansado de las lesiones y de la intermitencia vivida en los Jazz decidió volver a Cataluña, fichando por el desaparecido Akasvayu Girona previo pago de la entidad catalana al Real Madrid de 350.000 euros por sus derechos ACB y de que, previamente, los Grizzlies le liberasen de su contrato el 16 de agosto.

113 partidos y un sueño a medio cumplir, un talento marchitado por unas rodillas que apagaron la magia de una cabeza que iba dos o tres pasos por delante del constante bote del balón. Un base de culto que el tiempo ha conseguido mantener intacto, un tarro de esencias que jamás se acaba.

Renacimiento y vuelta al origen

Raül López, Pau Gasol y Ricky Rubio

"Sé que algún día disfrutaré de nuevo del baloncesto sin que pase nada" , decía Raül López a El País en agosto de 200 5. Y vaya si lo hizo. 10 años jugando de manera continuada en donde demostró a todo el mundo y a él mismo que había esperanza y que era capaz de seguir siendo igual de determinante a pesar de todas las veces que había tenido que pasar por quirófano.

Un célebre y fugaz paso por el Girona donde compartió vestuario con Fran Vázquez, Arriel McDonald, Germán Gabriel o Samo Udrih antes de volver al Real Madrid donde consiguió coronarse campeón de la ULEB. De ahí probó suerte en el Khimki ruso junto a Sergio Scariolo para volver en 2011 a Bilbao Basket en su etapa más reciente y donde lideró al equipo vasco a la mejor etapa de su historia jugando la final de la Eurocup perdiendo ante el Kuban.

Tres temporadas más tarde colgaría las botas definitivamente en una emotiva despedida haciendo justicia a su discreción característica.

"Espero levantarme por la mañana sin que me duela nada como hasta ahora", comentaba "No entiendo mi carrera sin haber pasado por las manos de Nolis, Julbe, Sloan, Scariolo, que me ha llevado a varios proyectos, y los médicos, que han tenido el privilegio de ver mi anatomía por dentro y me han ayudado a saltar obstáculos que eran insoportables. Gracias a ellos llegaré a los 36 corriendo y no como me temía hace unos cuantos años, borrando las aceras", añadía.

Dos años después de retirarse de la actividad deportiva los Utah Jazz anunciaban su regreso trece años después. En esta ocasión sería como asistente para suplir la baja de Igor Kokoskov que ponía rumbo a los Suns en aquel verano de 2018 donde López trabajó con Ricky Rubio. Un secreto a voces que el base del Masnou trató de "ocultar" hasta que el propio training camp desveló la realidad, como siempre Raül esquivando los focos.

Una vuelta que le permitió retomar su carrera NBA de otro modo donde todavía continúa, siempre trabajando lejos de todas las miradas, ajeno a la vorágine mediática que rodea a la liga.

"El baloncesto me deja. Me ha dado algún título, alguna medalla... Con él he tenido una relación de amor y odio, lo he querido, me ha dejado compartir momentos con gente tan rara como yo, si no lo hubiese tenido, no habría pasado nada, pero mucho mejor así. Me deja una popularidad no buscada. Y cansancio, operaciones, angustias, derrotas y cierta presión...". Raül López en su carta de retirada

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.