Ricky Rubio, la cronología del cambio y la ilusión

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Ricky Rubio mostró su mejor versión individual en la NBA en la temporada 2017-2018, su primera con los Utah Jazz. Menos minutos que en Minnesota, pero más balón y relevancia en el juego de ataque. Una campaña que le sirvió para mostrar su faceta anotadora en la mejor liga del mundo.

Ricky promedió 13,1 puntos, 5,3 asistencias, 4,6 rebotes y un 35% en triples, la hasta ahora mejor cifra de su carrera detrás del aro. Y tras esa primera temporada de felicidad y sorprender en Salt Lake City, la 2018-2019 no fue como esperaban.

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En Utah le pedían anotar y, aunque puede hacerlo, no es ni su estilo ni una faceta consistente de Ricky. De hecho la regularidad como anotador y mantener buenas rachas de tiro siempre ha sido el gran Talón de Aquiles de este jugador tan especial.

Los Jazz se metieron en Playoffs como uno de los cocos del Oeste. Nadie quería enfrentarse a un equipo tan potente en defensa, con buena rotación y un juego en equipo colectivo y generoso. Es un bloque complicado de afrontar para cualquier rival.

Ricky Rubio

La Primera Ronda enfrentaba al equipo de Rubio con los Houston Rockets. El hype por las nubes. Se esperaba que fuese el cruce más interesante, el más igualado y guerrero. Nada de eso. Houston destrozó a unos Jazz que apenas pudieron reaccionar: perdieron los tres primeros -los dos primeros por 32 y 20 puntos de diferencia-, ganaron el cuarto por 16 en casa y cayeron por 7 en Texas.

El nivel de Ricky fue de notable en ataque con 15,4 puntos y 8,6 asistencias en 33,5 minutos. ¿Los problemas? Por un lado la defensa colectiva de Utah, que desapareció en esa ronda sin respuesta alguna. Parecían un coladero por todos los costados cuando estos Jazz de Quin Snyder siempre han tenido la defensa por bandera. Y por otro, el tiro de tres: un 4 de 20 en los cinco partidos (20%).

Así Utah afrontaba un verano importante. Ricky terminaba contrato, tendrían espacio salarial, piezas para mover en traspasos y la posibilidad de cortar -y generar más espacio todavía- a Derrick Favors. Precisamente Favors y Rubio eran las dos piezas señaladas para salir de los Jazz si buscaban dar el paso al siguiente nivel. Y así lo fueron.

En plena vorágine de Playoffs, el 2 de mayo, Ricky confesaba en un partido de la Penya que lo más posible era ver un cambio de aires. "Utah me ha hecho saber que no soy una prioridad para ellos". Así se abría una nueva puerta para Ricky, que hasta ahora jamás había sido Agente Libre en la NBA. Podría elegir su próximo destino.

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Todo apuntaba a Indiana Pacers. Equipo competitivo de la Conferencia Este y que buscaba un nuevo base titular, uno que le diese sentido al juego, tanto para la espera hasta el regreso de Victor Oladipo como para acompañar después a su estrella.

Finalmente las sorpresas de la Agencia Libre saltaron. Indiana tenía atado a Ricky, pero en el último momento apareció la opción de Malcolm Brogdon y optaron por él. Esto provocó que Phoenix se olvidase de Terry Rozier, por el que presentaron una oferta, y pusiesen su objetivo en el español.

Nueva etapa, nuevo equipo y nueva ciudad. Ricky Rubio jugaría en los Phoenix Suns.

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Para llegar con más confianza a ese reinicio, estaba el Mundial. Un escenario en el que Ricky era el señalado desde el primer día para dar ese paso adelante ante las ausencias y la carga física de Marc Gasol. Y vaya si lo hizo.

Con más confianza y más suelto que nunca, Ricky fue más Ricky que nunca. "Con confianza y feliz es imparable" decía Juancho Hernangómez recientemente. Y tiene toda la razón. Ricky necesita confianza y sentirse importante. Con la Selección así se sintió y su juego alcanzó cuotas jamás vistas con España en la categoría absoluta.

"Jugar con tu país es diferente. Juegas con tus amigios, por tu país y tu familia. Es enorme" - Ricky Rubio

La sonrisa del baloncesto español estaba desatada. Es cierto que pecó con el tiro en algún partido, pero se trata de un jugador que nunca ha sido de anotar y lideró a España en anotación. Salvo un par de tramos en las semis, en las que estuvo algo alocado, fue el mejor de la Selección durante todo el torneo y justo MVP del campeonato. Un Mundial en el que destacó el colectivo y ahí el base fue líder.

Esos 16,4 puntos, 6 asistencias, 4,6 rebotes y un 38,7% en triples remarcan lo exitoso que fue su Mundial. Muy, muy listo, llevó la manija del ataque y desde él el equipo de Sergio Scariolo era mejor. Porque Ricky juega mejor cuando sonríe y, si sonríe él, sonreimos todos.

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Desde Arizona se frotarían las manos viendo el Mundial. Ricky en Phoenix tiene mucho sentido. Si bien el equipo está proyectado a ser uno de los peores del Salvaje Oeste, la plantilla ha mejorado, tienen un quinteto titular apañado y les faltaba un generador de juego.

Los puntos deben meterlos Devin Booker, Deandre Ayton, Kelly Oubre y el grupo de tiradores que tienen (Saric, Bridges, Kaminsky, Cam Johnson...). Ricky debe dedicarse a lo que más le gusta. A asistir, a crear, a dar espectáculo. Así se siente más cómodo que nunca y, si a eso le sumas la confianza post-Mundial, un quinteto Rubio-Booker-Oubre-Saric-Ayton no suena nada mal.

Un año de cambios, de decepciones, de ilusionarse, de seguir con sus importantes proyectos personales. Ricky Rubio es una figura que trasciende al baloncesto español y que este verano, con el Mundial, rompió todas las barreras.

Toca creer. Toca tener esperanza. Toca disfrutar. Porque Ricky ha vivido en este 2019 un año muy, muy importante, y ahora en Arizona le reciben con los brazos abiertos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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