Todo apuntaba a que la temporada 2020-2021 iba a ser la definitiva en los Minnesota Timberwolves. Los cambios en la gerencia, la apuesta por ciertos jugadores y el refuerzo alrededor de Karl-Anthony Towns estaban llamados a colocar al equipo en disposición de competir finalmente. Pero, una vez más, los problemas acabaron por condicionar el curso deportivo de los Wolves. Lesiones de figuras clave, entrada en el protocolo de buena parte de la plantilla y un cambio de entrenador han dejado el curso del proyecto nuevamente en una posición compleja. Algo que parece que puede cambiar en el último tramo de la fase regular.
Las derrotas siguen llegando para los Wolves, pero no suceden y sientan del mismo modo que hace unos meses. Los partidos se compiten de principio a fin, las ideas parecen más claras y finalmente se está pudiendo ver de lo que son capaces Karl-Anthony Towns y D'Angelo Russell juntos, todo ello liderado por un Ricky Rubio al mejor nivel posible.
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Ejemplo de la conjunción de las tres figuras fue la victoria por 121 a 117 sobre los Chicago Bulls, el segundo triunfo en los últimos 4 partidos de un equipo que a lo largo de las últimas semanas ha experimentado una considerable mejoría en todos los sentidos. La presencia de dos estrellas jóvenes unida a la dirección del base catalán han puesto a Minnesota en disposición de enmendar en cierto modo la que estaba siendo una de las peores temporadas de su historia.
Ante los Bulls Ricky sacó a relucir su versión más completa, aportando 17 puntos, 9 asistencias y 4 rebotes en una noche fantástica desde el triple que le llevó a sumar 5 de 6, su máximo desde noviembre de 2018.
"Significa mucho esta victoria. Ha sido por Karl", dijo el nativo del Masnou en referencia al aniversario del fallecimiento de la madre de Towns. "Él siempre nos cubre las espaldas y hoy teníamos que hacerlo nosotros. Es algo siempre difícil de recordar, cuando el tiempo pasa y tienes que recordar las buenas cosas pero solo ha pasado un año y es duro".
Un triunfo que acerca a los Wolves a salir de la última posición de la Conferencia Oeste, estando a tan solo medio partido de distancia de los Houston Rockets, lo que supondría la primera vez desde el arranque del curso que no ocupan el 15º lugar. La llegada de Chris Finch al banquillo ha inyectado en el equipo confianza, añadiendo más estructura a su juego y permitiendo explotar mejor las virtudes del grupo.
"Estamos más centrados. El entrenador se enfada", bromeó Ricky sobre la mejoría en los inicios de partido. "La aproximación es mejor, la defensa ha sido realmente buena al comienzo de los partidos y hemos podido aplicar los planes de partido desde el inicio. Y sabiendo que tenemos 18-20 partidos y queremos acabar en buena racha y estamos tratando de hacerlo".
Concluir en positivo el curso sería la mejor noticia para una franquicia en plena reconstrucción interna, la cual ha iniciado un proceso de negociación de venta y que está realizando diversas modificaciones en su objetivo de conformar una organización sólida. En ese sentido, Rubio sabe muy bien lo que hace falta para sentar las bases a nivel deportivo.
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"Solo hace falta ver a Phoenix. Acabaron 8-0 el año pasado y ahora están segundos", dijo el base catalán. "El modo como acabas la temporada realmente importa. A nivel mental muestra lo importante y luego puedes construir sobre lo que hiciste bien al final de la temporada y no comenzar de nuevo. Estamos tratando de hacer eso, estamos jugando bien, con D-Lo y KAT sanos y eso ayuda, y vamos a tratar de salir y ganar el mayor número de partidos".
Desde que regresó Russell a la rotación los Wolves suman un balance de 2-2 y con 19 partidos restantes en el calendario la plantilla tiene claro que el objetivo es forjar una buena sinergia entre las principales partes, dejando atrás malos hábitos y tratando de conocer mejor cómo sacar partido a la dupla Towns-D'Angelo. El próximo encuentro ante los Brooklyn Nets será una buena prueba de fuego para el equipo en el reencuentro de D-Lo con su ex-equipo.
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