Ha pasado relativamente poco tiempo, pero en el mundo NBA un mes puede suponer un siglo. Desde que se lesionase el pasado 8 de noviembre, Stephen Curry ha estado apartado de las pistas por un problema muscular. En ese tiempo los Warriors han sufrido su peor crisis interna, su peor racha de derrotas, han salido de ella y han perdido ante los Raptors.
Todo en un mes. Porque el baloncesto no se detiene por un jugador, aunque este haya sido 2 veces MVP.
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"Se muere por jugar. Le encanta jugar en Toronto. Guarda muy bueno recuerdos de cuando su padre Dell jugó con los Raptors", decía el otro día Steve Kerr previo al partido ante los Raptors. Fue ahí donde confirmó que Curry volvería esta noche ante los Pistons en el que será su primer partido desde noviembre.
En el periodo que ha estado fuera se le ha visto acompañar al equipo y realizar tanto las sesiones de tiro como los calentamientos previos a los encuentros, vistiéndose de calle cuando el partido comenzaba. Una baja que ha confirmado que los Warriors no pueden vivir sin Curry si quieren conseguir el cuarto anillo en cinco años.
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Hasta el momento de su lesión, Curry estaba promediando 29 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias en los 12 partidos que había disputado.