Un día como hoy en la NBA: una década de conjura para tumbar a la dinastía más grande de la historia

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Parecía una utopía. En algún momento terminaría, pensaban, pero ¿cuándo? Porque según pasaban los años y coleccionaban títulos, también sumaban piezas de calibre a un equipo que ya sería la mayor dinastía de la historia de la competición, cuando esta apenas tenía 20 años.

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Quizás cuando se retire Red Auerbach. Ese genio descarado con la costumbre de encender un puro en medio del pabellón cuando daba por ganado un partido. Quizás cuando cuelgue las botas Bill Russell. Sí, eso parecía más realista. No en vano los éxitos comenzaron para los Boston Celtics con la irrupción del pívot. Tras hacerse con él en el Draft de 1956 y firmar un contrato de 24.000 dólares anuales -cifra que parece irrisoria con las actuales- los verdes consiguieron el emblema defensivo que necesitaban al lado de Bob Cousy o Bill Sharman.

"Él lo era todo. No ganamos un campeonato hasta que Bill vino y jugó Las Finales del 57, luego perdimos en el 58 cuando estaba lesionado y ganamos de nuevo con él sano en el 59", palabras de Cousy, uno de los mejores bases de la historia, sobre el jugador que permitió crear aquel imperio, además de los cambios sociales que introdujo.

Mientras Boston arrancaba esa era de dominio bajo la defensa de Russell, el talento ofensivo de otros Hall of Fame y la increíble gestión con Auerbach al frente, una franquicia muy relevante y cercana se encontraba desesperada. Habían ganado su primer título en 1955, el 6º de la historia de la competición, tras perder dos Finales antes, incluidas las primeras en 1950. Todo esto bajo la etiqueta de Syracuse Nationals, cuando Dolph Shayes era su estrella, líder anotador en 13 de las 17 temporadas de existencia hasta el movimiento a Philadelphia y el cambio de nombre a 76ers.

Era el año 1964. Los renovados Sixers estrenaban un potente equipo con Hal Greer, Chet Walker, dos futuro Hall of Fame, oRed Kerr. Mientras Schayes ejercía de entrenador jugador a los 35 años de edad. Pese a los esfuerzos y la ilusión no disponían del material necesario. Cayeron en primera ronda de Playoffs ante los Cincinnati Royals, al tiempo que pocas semanas después sus "vecinos" de Boston festejaban su sexto título seguido, el séptimo en ocho años.

El día que todo cambió

Los centímetros eran en aquella época algo decisivo. Los Celtics con Russell eran la prueba, pero había más. George Mikan con los primeros Lakers campeones, y más que vendrían después en los físicos años 70. La era de los pívot dominantes. Philadelphia necesitaba una figura así y encontraron un traspaso, el mejor, que cerraron el 13 de enero de 1965: Wilt Chamberlain. A sus 28 años y tras cuatro temporadas de registros históricos con los Warriors, regresaba a Philadelphia, ciudad donde arrancó la franquicia que después se movería a San Francisco.

Para los aficionados nostálgicos de Philadelphia aquello fue un regalo. Tras perder a los Warriors y a la mayor atracción individual de la liga, Wilt regresaba y lo hacía a un equipo listo para competir por todo. Para rivalizar una dinastía que todos salvo los seguidores de Boston querían que terminase. Los Warriors recibieron a Connie Dierking, Paul Neumann, Lee Schaffer y $300,000 en efectivo, algo más de 2 millones actuales con la inflación.

Así terminaron semanas de especulación sobre cuál sería el destino del jugador más codiciado de la época. Lakers y Knicks presentaron ofertas, aunque Philadelphia ganó una batalla para decantar el futuro de la competición.

Wilt Chamberlain as a member of the Philadelphia 76ers

Los 76ers no tuvieron problemas en desquitarse rápidamente de los Royals de Oscar Robertson. Wilt Chamberlain, Hal Greer, Red Kerr, Chet Walker y Luke Jackson presentaban una formidable plantilla de estrellas en un tiempo en el que los banquillos eran más cortos. Y todo esto con su primer mito como cerebro: Schayes era el entrenador jefe desde el movimiento a Philadelphia. Todo parecía listo para cortar los seis títulos seguidos y regresar a Las Finales 10 años después.

Pero Boston no iba a caer tan fácilmente. Con tan solo dos rondas previas antes de Las Finales, a serie de Finales del Este llegó al Game 7 en Boston. Aquella noche del 15 de abril de 1965 es recordada como una de las más míticas del deporte de Estados Unidos. Philly marcó un parcial de 27-20 en el último cuarto y, disponiendo de bola para ganar, tuvo lugar el mítico robo de John Havlicek. "Havlicek stole the ball!

La temporada regular 1965-1966 aparecía como la esperanza. Cada año era uno nuevo para ilusionarse con derrotar a Boston. La primera gran muestra fue que, por primera vez desde 1956, otro equipo que no fuesen los verdes terminó con el mejor récord del Este: un 55-25 para Philly, seguidos de los destructores con un 54-26. Y aun así volvieron a ganar las Finales del Este, esta vez con mayor contundencia incluso, un 4-1 demoledor para los 76ers.

La decepción trajo cambios, y con ellos mayor cólera por la revancha. Boston ya acumulaba ocho campeonatos, se comenzaba a hablar de una década de absolutos triunfos aplastantes. Por ello los 76ers decidieron reemplazar a Schayes, toda una leyenda de la franquicia, con Alex Hannum. Este antiguo marine ya había entrenado a los Nationals entre 1960 y 1963, pero llegaba por un motivo en concreto. Era el único entrenador que había ganado una serie de Playoffs a los Celtics durante los años de Russell*, con los St. Louis Hawks en 1958, un 4-2 en Las Finales.

*Russell, que arrastraba problemas de rodilla, se lesionó en el tercer partido y no jugó más aquella serie

alex hannum

Más centrados en su objetivo que nunca. Aquel debía ser el año. Era cortar a Boston en 1967 o no habría más, al menos esa era la sensación. Y su fuego interno se reflejó en las 46 victorias que consiguieron en los primeros 50 partidos. Con 10 partido de ventaja sobre Boston y la lesión de Larry Costello decidieron bajar un pistón. Había que pensar en los Playoffs y en esas Finales del Este a las que seguro llegarían. Así fue. Tumbaron de nuevo a los Royals con facilidad y el enemigo aguardaba.

Auerbach ya no estaba en el banquillo. Retirado el entrenador, su tarea recayó en Russell, que ejercía de entrenador jugador y se convertía además en el primer entrenador jefe de origen afroamericano de la historia de las grandes ligas. Greer se salió con 39 puntos en el Game 1, pero Wilt dominó a su antojo con 24 puntos, 32 rebotes y 13 asistencias. El segundo fue también para Philly con 23 tantos de Walker. Y Chamberlain parecía sellar la serie con una de las mejores noches de su carrera en el Game 3: 41 puntos, 20 rebotes y 9 asistencias.

El 3-0 parecía imposible de remontar, pero eran los Celtics. Por mucho que Russell no estuviese en su prime, sería una irresponsabilidad confiarse. Jamás lo harían con tantas lecciones aprendidas. Havlicek y Sam Jones salvaron el primer match ball con 63 puntos entre ambos, pero los 76ers lo tenían entre ceja y ceja. El game 5 sería suyo con un parcial de 75-46 en la segunda parte. Chamberlain dominó con 29 puntos, 36 rebotes y 13 asistencias, cerrando el pase a Las Finales con promedios de 23,4 puntos, 32 rebotes y 10 asistencias.

Para los 76ers, eliminar a Boston y cortar aquella hegemonía aplastante tenía un significado incluso superior al del título. "Fue la mejor noche de la carrera de Wilt".

Hubiese sido muy injusto el destino si el protagonista de tumbar la dinastía verde no hubiese celebrado el campeonato. Philadelphia ganó al exequipo de Chamberlain, los Warriors, y celebraron su primer título en 12 años. Cuando el futuro parecía más brillante que nunca, que eran ellos quienes podrían comenzar una dinastía, todo se torció.

En la Primera Ronda de los Playoffs del año siguiente, 1968, Billy Cunningham sufrió una lesión de muñeca contra los Knicks. Aunque los 76ers vencieron, Cunningham se perdería las Finales del Este contra Boston y los Celtics pasarían de nuevo. Otro título para ellos. La pesadilla parecía comenzar de nuevo.

El peor episodio llegaría ese verano. Nada más terminar los Playoffs, el propietario de la franquicia, Irv Kosloff, le ofreció a Chamberlain el rol de entrenador jugador. Sin embargo el gigante tenía otros planes en mente desde unos meses antes: cambiar de conferencia y jugar para los Lakers. Aunque los 76ers seguirían compitiendo por los Payoffs, ese proyecto no podía competir con los Celtics, que sumaron otro anillo en 1969 tras eliminar a Philly en Primera Ronda (y ganar a Chamberlain y a los oro y púrpura en la serie definitiva).

Aunque aquel proyecto de Philadelphia con Wilt, Greer, Walker, Jackson y Cunningham parecía destinado a más anillos, replicar lo que habían conseguido los Celtics era una obra de ingeniería inalcanzable, más con una personalidad tan voluble como la de Chamberlain. Así, de la noche a la mañana, los 76ers campeones del 67 desaparecieron, y tuvieron que esperar otra década para saborear la gloria con Julius Erving. Precisamente una década, el tiempo que pasaron planeando cómo derrotar a la mayor dinastía que jamás haya visto el baloncesto.

También en este día

  • 1961: Los Celtics capturaron su cuarto campeonato de la NBA con una victoria por 121-112 sobre los St. Louis Hawks en el Game 5 en el Boston Garden
  • 1991: Adrian Dantley de Milwaukee anotó cinco puntos en la victoria de los Bucks por 111-92 sobre Boston en el Bradley Center, situándole noveno en la lista de anotadores de todos los tiempos de la NBA con 23,152 puntos
  • 1998: Michael Jordan repartió su asistencia número 5.000 en una victoria 87-78 sobre Orlando
  • 1999: El entrenador de Miami, Pat Riley, registró su victoria como entrenador 938 con un 95-92 sobre los Milwaukee Bucks, empatando a Red Auerbach en el tercer lugar de todos los tiempos
  • 2014: Corey Brewer, de los Minnesota Timberwolves, anotó 51 puntos en una victoria de 112-110 sobre los Houston Rockets

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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